La discreción, un valor de enseñar

Enseñe y explíque a sus hijos el daño que se puede hacer al ser indiscretos, pues un mal hecho puede hacer mucho daño y en la mayoría de las veces con resultados irreparables.

Para muchas personas la discreción es siempre sinónimo de sensatez, prudencia y sabiduría.

Seguramente se habrá cuestionado alguna vez si usted hace parte del grupo de personas a las que le enseñaron y saben tener en secreto o transmitir de manera prudente y cautelosa alguna información que involucre o afecte a terceros.


Esto, como otros valores deben ser enseñados en casa, así sus hijos podrán establecer vínculos de confianza entre las personas, evitando que se generen confusiones y en otros casos discusiones.


Pero la discreción no es únicamente un asunto de decir o no decir; esta prudencia también va ligada con el día a día, con la forma de actuar, de vivir y de expresarse.


La mejor forma de enseñar este valor es a través de la práctica. Desde pequeños cultive estos valores éticos y morales, así permitirá al niño, en futuro, ser un hombre sensato y tener el tacto para hablar, actuar o emitir opiniones en el momento indicado.


Recuerde que ser discreto jamás pasa de moda y no debe causar incomodidad, y, al contrario, debe sentirse orgulloso de ser prudente cuando hace un comentario.


Enseñe a sus hijos a ser discretos
Dentro de sus funciones como padre está inculcar en sus hijos la discreción en cualquier situación:
• En hacer lo que debe hacer. No decir lo que no conviene decir, no hablar de lo que no hay que hablar, no querer oír lo que no tiene que oír, no mirar lo que no tiene que mirar y no preguntar lo que no debe preguntar.
• En la forma de expresarse, pues la discreción ­puede evitar que los defectos de los demás se conviertan en dominio público.
• En la forma de hacer favores, que no haya osten­taciones y que nadie pueda sentirse humillado.
• En los comentarios sobre otras personas o casos, que involucren determinadas situaciones.
• Guardar secretos o confidencias privados e incluso cuando ya son públicos y notorios. A nadie hay que contar las intimidades o problemas fami­liares.
• En su conducta personal o como grupo social ante familiares, amigos o colaboradores, sin presumir la riqueza, la prepotencia, las pedanterías o las presunciones.

Aprenda a enfrentarla y a evitarla
Para enfrentarse a situaciones en donde personas indiscretas hacen preguntas o comentarios inadecuados, las expertas brindaron algunas recomendaciones:
• Para manejar el efecto negativo que causa la indiscreción es indispensable que identifique si es un patrón de conducta y una manera propia de proceder de quien aplica la indiscreción.
• No victimizarse y analizar si la historia de vida pudo llegar a dar a esa persona tales herramientas defensivas a través del maltrato, la crítica o la indiscreción hacia los demás.
• Tomar autoconsciencia de la necesidad de respetar nues­tros tiempos para contar lo que sentimos o nos ocurre.
• ‘Preservarse es respetarse’ y tener en cuenta quién es nuestro interlocutor y qué características de personalidad tiene y el grado de confiabilidad que infunde.
• No perder el autocontrol, poner una actitud segura que infunda respeto sin perder la cordura, entendiendo que no está obligado a sostener una comunicación inadecuada y dañina.
• Retirarse de esas personas indiscretas, pues lo único que demuestran es baja autoestima por el gozo de hacer sentir mal al otro.
• En los casos reiterativos, guardar distancia de este tipo de personas.

HABLAR CON EL EJEMPLO
Luz Elena de la Rosa Puello
Sicóloga
¿Cómo formar hijos discretos?
Todos queremos que nuestros hijos desarrollen valores y habilidades que les permita ser asertivos y contribuir a que sean un buen miembro de la sociedad; es necesario enseñarles que algunos comportamientos o expresiones hieren a otras personas.

La mejor técnica para que nuestros hijos sean asertivos es hablarles a ellos de esa forma, con prudencia, respeto, simpatía, el reconocimiento etc., especialmente que oiga hablar así entre los adultos que lo rodean; la asertividad respeta la puesta de límites sanos y claros. Límites que están acordes con la integridad y el respeto al ser humano, que no comprometen la autoestima de la persona.


Aún y cuando en su casa no practiquen esos buenos modelos, los pueden propiciar como un acto de benigni­dad, entendiendo que ésta se manifiesta cuando logramos tratar a los demás con cariño, empatía y con gusto.


¿Qué tanto la indiscreción pue­de herir o perjudicar a una persona?

La relación con los demás en donde no se respete los límites y se vulnere la intimidad puede acarrear problemas y malos entendidos, desencadenando emociones negativas como el resentimiento, la ira y patrones de conducta de evitación y rechazo, producto de estas formas relacionales desadaptativas y nocivas.

Es importante que las personas que se orientan por este estilo comprendan que una buena socialización es parte fundamental de todo individuo y una buena socialización empieza por el respeto y la prudencia.

Credito
LUISA FERNANDA RUIZ

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