Con esta afirmación categórica, el profesor del Instituto de Estudios Urbanos (IEU), Jorge Iván González, mencionó tres de los problemas que, de acuerdo con su evaluación, son los más graves en el sistema de distribución de regalías par la CyT.
Primero, el monto es arbitrario; segundo, los criterios de selección no responden a las prioridades de las comunidades científicas, sino a los intereses políticos que priman en los órganos colegiados de administración y decisión (Ocad); y, tercero, la forma como se han distribuido los recursos no ha permitido focalizarlos en proyectos estratégicos con alcance a largo plazo. “Esta dispersión de los dineros no facilita consolidar procesos de investigación”, advirtió el académico.
Desde su óptica, el Fondo para Ciencia y Tecnología partió de un error fundamental, al definir una proporción fija de las regalías, correspondiente al 10 por ciento cada año. “Este porcentaje es arbitrario y no tienen nada que ver con las necesidades de CyT”, sostiene.
En tal sentido, el analista destacó que las regalías son muy volátiles, pues dependen del precio internacional de los productos minero-energéticos y, por lo tanto, no encuentra lógico asociar la financiación de la CyT a un porcentaje fijo de unas regalías que “por naturaleza son erráticas”.
El académico puso de presente, además, que en los Ocad predominan los intereses políticos y no las prioridades de CyT. “No hay ninguna razón para que los gobernadores y los ministros decidan las prioridades del país en estas materias”, precisó.
En cuanto a las posibilidades de las universidades públicas que participan en tales organismos para la evaluación de proyectos, consideró que también quedan amarradas a los criterios locales de sus departamentos. Según su apreciación, Colciencias ha demostrado incapacidad para sacar adelante los criterios de las comunidades científicas y que su secretaría técnica no ha ejercido ningún liderazgo.
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