Ambalema en el río Magdalena: Un rincón del paraíso, en los Andes colombianos, para ser valorado y preservado.

Crédito: Oscar Mauricio Reyes, mayo de 2020
En curso hay un terrible proyecto de cementación a lo largo del río cerca del centro de Ambalema, aprobado por las administraciones locales y regionales con el fin de erradicar una inmensa cantidad de árboles para construir un embarcadero para los barcos fluviales.
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En Londres, en 1825, Josiah Conder publicó el volumen El viajero moderno, una descripción popular, geográfica, histórica y topográfica de los distintos países del mundo. Colombia. El trabajo era parte de una colección editorial que Conder había dedicado a algunos países del mundo; entre ellos Colombia, incluidos, en ese momento, también los países vecinos actuales, Venezuela y Panamá. Obviamente, todo esto estaba relacionado con la situación geopolítica de la época que se refería a lo establecido por el Congreso de Cúcuta en 1821 en el que se promulgó una Constitución cuyo objetivo principal había sido crear la República de Colombia que incluyera los territorios actuales de Colombia. Venezuela, Ecuador y Panamá.

En el volumen reservado a Colombia, un capítulo se dedicó por completo al viaje emprendido hacia la ciudad de Cartagena de Indias a lo largo del río Magdalena para luego llegar a la ciudad de Bogotá, ubicada en la meseta de la Cordillera Oriental a más de 2.600 metros sobre el nivel del mar.

En realidad, todos los barcos procedentes del oeste y, por lo tanto, del continente europeo, llegaron al puerto de Sabanilla (actual Puerto Colombia en el norte del país). Aquí los marineros volvieron a zarpar en pequeñas embarcaciones que cruzaban el río Magdalena para desembarcar en puertos internos y desde las cuales, a través de caminos de mulas, llegaban a los principales centros urbanos, muchos de los cuales se ubicaban en las alturas de las tres cordilleras.

La importancia de este río desde la antigüedad fue evidenciada por la rica presencia, aún hoy, de viviendas y asentamientos de producción. A lo largo del río había sobre todo una práctica de pesca especial cuyas tradiciones todavía se conservan parcialmente hoy en el municipio de Honda, en la frontera entre Tolima y Cundinamarca, Colombia.

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(Foto: Adam Rainoff, 2019)

Centro colonial

En el departamento de Tolima, a orillas del río Magdalena, hay importantes centros coloniales como Honda, Mariquita y Ambalema.

Honda se menciona a menudo en las crónicas históricas porque aquí los barcos cuyos pasajeros tuvieron que continuar el viaje para llegar a Bogotá encallaban aquí. Una vez llegaban al puerto de Honda, el viaje continuaba a lomo de mula, subiendo por senderos muy empinados de la Cordillera Oriental de los Andes, llegando, no sin algunos problemas y dificultades, a Bogotá.

En el norte del departamento de Tolima, cerca del puerto de Honda, la ciudad de Ambalema fue fundada a principios del siglo XVI. El 15 de agosto de 1627, el Dr. Lesmes de Espinoza Saravia fundó la ciudad de Ambalema de Tomás Bocanegra. Esta ciudad siempre ha disfrutado de una posición geográfica extraordinaria; fundada sobre la orilla del río Magdalena, el área notablemente plana está protegida por la cordillera de los Andes y el clima, aunque muy húmedo, siempre ha favorecido el desarrollo de numerosos productos agrícolas en particular: arroz, algodón y tabaco.

Gaspard Théodore Mollien, erudito francés, que hizo un viaje a Colombia en 1823, en su libro Viaje a la República de Colombia realizado en 1823 por el Sr. Mollien (trabajo traducido por el Prof. Gaetano Barbieri y publicado en Nápoles en 1831), destacó la belleza natural de Ambalema y su patrimonio histórico-arquitectónico, como la antigua iglesia de Santa Lucía construida a mediados del siglo XVIII, la gran casa colonial llamada “Casa Inglesa” para la gestión de las actividades de producción, el primer Banco del Comercio del país que se ocupó de la comercialización del tabaco y su exportación y, sobre todo, de la “Casa de la Moneda”, primera en acuñar dinero en Colombia.

Las casas que se pueden ver hoy son el resultado de la reconstrucción posterior al incendio de 1825. La característica principal de estos edificios es su estructura en “bahareque”, es decir, la estructura en guadua y tierra, con un techo de tejas. La tipología típica incluía una casa con un patio interno central y la fachada hacia la carretera principal caracterizada por una galería que no solo era necesaria para protegerse del sol, sino que también constituía una extensión de la casa hacia el exterior.

Bajo este mismo espacio, se secaban las hojas de tabaco. Este tipo de vivienda sigue siendo típica en toda Ambalema hoy, con la excepción de las casas más recientes, fuera del centro histórico.

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(Foto: Olimpia Niglio 2014)

El tren

La construcción de la línea férrea entre Ambalema e Ibagué, la capital del Tolima, comenzó a principios del siglo XX y precisamente en 1919. Esta fue la ocasión durante la cual se construyó la estación de ferrocarril de Ambalema (1921), la cual entre 2009 y 2016 fue objeto de importantes estudios en el campo de las actividades de investigación coordinadas por la Universidad de Ibagué y seguidas por la Fundación Amigos de Ambalema Viva. Este trabajo permitió restaurar la antigua estación y asignarla a la Casa de la Cultura.

Pero, Ambalema, así como muchas áreas del Departamento del Tolima, ha sido un territorio muy importante desde la antigüedad por ser un área humedal. Estas son áreas pantanosas que regulan los sistemas hidrográficos y, gracias a su composición biótica, atraen u gran cantidad de aves y proporcionan hábitats para especies de mamíferos, reptiles, anfibios, peces e invertebrados, sin olvidar que hay cinco otros aspectos que tienen una enorme importancia para las sociedades, tanto desde el punto de vista económico y cultural, como desde el punto de vista científico y recreativo. Estos territorios proporcionan a las aves locales entornos en donde vivir y reproducirse, y las aves migratorias encuentran lugares de descanso donde pueden reponer fuerzas gracias a la riqueza biótica del humedal, que les ofrece abundantes recursos alimenticios.

Estos humedales también tienen otras funciones que no son evidentes: control de inundaciones, recarga y descarga del acuífero, control de la erosión, retención de sedimentos, retención de nutrientes, estabilización del microclima y algunas cada vez más importantes en la sociedad urbanizada, como sitio de recreación y turismo e investigación científica.

También albergan una flora especializada que sirve como alimento y soporte para las aves. Es el caso de las cañas, algas, lechuga de agua, así como el fitoplancton y el zooplancton, fundamentales para la vida del pantano.

Traducción Gloria Aponte

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(Foto: Olimpia Niglio 2014)

Monumento nacional

Aunque el centro histórico de Ambalema fue declarado “Monumento Nacional” el 5 de marzo de 1980 y, en consecuencia, todas las intervenciones de mantenimiento y restauración que afecten a este territorio caen bajo la regulación No. 264 de 1963, 6 así como bajo la ley nacional No. 397 de 1997, en los últimos años, este patrimonio extraordinario ha sido ofendido y desfigurado.

Hoy más que nunca está en gran peligro debido al “egoísmo material” del hombre que no está interesado en preservar recursos importantes para la vida de este paisaje extraordinario cada vez más atacado por la negligencia, el desinterés y los negocios corruptos de las administraciones gubernamentales locales y que operan sólo sobre la base de ganancias destinadas a unos pocos. Por último, pero no menos importante, un terrible proyecto de cementación a lo largo río cerca del centro de Ambalema, aprobado por las administraciones locales y regionales con el fin de erradicar una inmensa cantidad de árboles para construir un embarcadero para los barcos fluviales.

Este territorio tan rico en historia y recursos naturales merece ser incluido en un proyecto más amplio para mejorar el Paisaje Cultural con una participación más cuidadosa del Ministerio de Cultura y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para activar proyectos de revegetalización, de incentivos para la agricultura, de mejora de los humedales con sus respectivas flora y fauna, así como siete programas de educación escolar e incentivos culturales, con el apoyo de las principales academias universitarias del Tolima.

Un volumen reciente publicado por la Universidad del Tolima editado por César Velandia, “Hábitat, paisaje y Tolima territorio” nos permitió desarrollar algunas observaciones y proyectos que esperamos se activen pronto con el apoyo de la Fundación Amigos de Ambalema Viva, para restaurar este rincón del paraíso en su dimensión natural y dignidad humana.

Credito
Olimpia Niglio

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