El ‘Estudio Andino de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Universitaria 2016’, alertó por el aumento del consumo de esta sustancia entre los universitarios, pues la edad de inicio del consumo es de 19 años y el aumento con respecto a los informes de 2009 y 2012 es significativo.
“En la serie completa de estudios se observa un aumento persistente, preocupante y estadísticamente significativo de la prevalencia de vida de consumo de LSD, que entre 2012 y 2016 asciende desde 4.9% a 9.1%”, dice el reporte.
Además, también aumentó el registro del consumo de LSD alguna vez en la vida, entre 2009 y 2016 “desde 1.7% en 2009 a 9.1% en 2016”.
Precisamente, el Sistema de Alertas Tempranas del Ministerio de Justicia llamó la atención sobre el LSD porque está siendo adulterada hasta con siete nuevas moléculas tipo NBOMe, y consumida por jóvenes que no saben lo que realmente tiene, sin que se conozcan los riesgos reales para la salud.
“La gente no sabe realmente lo que está consumiendo. A través de análisis químicos hemos identificado peligrosas variaciones en la pureza de las drogas, dosis que contienen mezclas de todo tipo, sustancias que se camuflan y se venden como drogas que tienen mercados ganados. Todo ello representa innumerables riesgos a los que se exponen las personas”, aseguró Martha Paredes Rosero, subdirectora de Estrategia y Análisis de la Dirección de Política de Drogas y Actividades Relacionadas del Ministerio de Justicia.
El informe, basado en encuestas aplicadas a nueve mil 805 estudiantes entre 18 y 25 años, de 12 universidades públicas y privadas de Colombia, reveló además que el aumento del consumo de LSD se dio tanto en hombres como mujeres.
Entre los elementos preocupantes además está que para el 23.5% de los estudiantes es “fácil” conseguir la droga y el 11.2% señala que ha tenido alguna oferta reciente para probar o comprar.
Y si en Colombia el 9.1% de los estudiantes declaran haber consumido LSD, el III Estudio epidemiológico de la región señala que esta “cifra es bastante superior a la de los otros países andinos. Le sigue Ecuador con un 2.3%, Bolivia con 2.2% y Perú con 0.5%”.
Eso sí, los estudios señalan que, entre los universitarios de los cuatro países andinos, la percepción de gran riesgo de consumo es alta y es siempre mayor entre las mujeres con relación a los hombres.
Sobre el acceso a la droga, si en Colombia la facilidad de conseguir la droga es superior al 20%, en Ecuador es del 7.8%, en Bolivia 3.6% y en Perú 3.5%. “Es importante notar que las cifras obtenidas para la percepción de facilidad de acceso a LSD se correlacionan positivamente con los datos de consumo, es decir, más fácil acceso equivale a mayores tasas de consumo”, señala el reporte.
Aumenta el consumo
El informe de consumo revela que este está en aumento en el país entre la comunidad universitaria pues, si bien la mayoría de estudiantes no son consumidores como tal, el 39% de los estudiantes encuestados aseguró haber consumido alguna droga al menos una vez en su vida, y el 22.4% las han consumido en el último año.
Como sucede generalmente en este tipo de estudios, la marihuana es por lejos la sustancia más consumida, con una prevalencia de último año de 20.8%. Le sigue el consumo reciente de LSD, cocaína, cannabinoides, sintéticos, éxtasis y hongos alucinógenos.
Esto quiere decir que “por primera vez en este tipo de estudios y en muchos realizados en América Latina, entre las cinco sustancias de mayor consumo, tres de ellas son drogas sintéticas o nuevas sustancias psicoactivas”.
Sobre la marihuana, se específica que algo más de un tercio de los estudiantes universitarios de Colombia (36.3%) declaran haberla usado alguna vez, con claras diferencias entre hombres y mujeres, 43.1% y 30.2%, respectivamente.
“El uso reciente es de 20.8%, cifra que se eleva a 26.2% entre los hombres y desciende a 15.9% en las mujeres. El uso actual es de 9.7%, nuevamente con consumo muy superior entre los hombres con relación a las mujeres: 13.8% y 6.1% respectivamente”, dice el informe.
A diferencia de otras sustancias, la edad media de inicio es de 18 años y, en el período completo 2009-2016, el aumento ha sido de casi 10 puntos porcentuales (de 11.2% a 20.8%).
Además, el 25% de los estudiantes percibe gran riesgo frente al uso experimental de marihuana y sobre la facilidad de acceso, siete de cada diez estudiantes declaran que les resultaría fácil conseguir marihuana: 72.9% de los hombres y 66.5% de las mujeres.
Sobre la cocaína, el reporte arroja que el 7% de los estudiantes declaran haberla consumida alguna vez en la vida, con cifras más altas en hombres que en mujeres (10.9% en hombres y 3.4% en mujeres).
“La prevalencia de último año de consumo de cocaína entre los universitarios de Colombia aumentó desde un 2.1% en 2012 a 2.7% en 2016, aumento que es estadísticamente significativo en el caso de los hombres, con 3.4% en 2012 y 4.6% en 2016.”, dice el informe.
En cuanto a los cannabinoides sintéticos, denominados a veces como ‘marihuana sintética’, como el ‘Spicy’ o el ‘K2’, el informe señala que el 4.2% de los universitarios los han usado alguna vez y un 2.6% el último año.
Pero también hay que tomar en cuenta los Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ETA), como el éxtasis, cuyo consumo fue de 4.8% entre los estudiantes. Eso sí, la metanfetamina fue menor de 1%.
En relación con el bazuco, el 0.6% manifiesta haberlo probado alguna vez y, sobre sustancias inhalables el 3.3% lo ha hecho. En el caso específico del ‘Popper’, “la prevalencia de vida de consumo de Popper es de 6.9%, siendo de 9.8% entre los hombres y de 4.3% entre las mujeres”.
“En otras palabras, el consumo de esta sustancia alguna vez en la vida por parte de los universitarios de Colombia duplica el uso alguna vez de todas las demás sustancias inhalables”, señala el informe.
Igualmente, se presenta un aumento importante del consumo de hachís de 2.5% en 2012 y 3.2% en 2016. El opio registró en 2016 una prevalencia de vida de 2.3%. En el caso de las demás drogas, tales como ketamina, heroína, morfina, crack, la “H” (heroína) y GHB, las tasas de consumo alguna vez en la vida no sobrepasan el 0.5%.
Alcohol y aumento del cigarrillo electrónico
El 55.4% de los estudiantes consumió alcohol al menos una vez durante los últimos 30 días y la edad promedio de inicio de consumo de alcohol es de 15 años, muy similar en hombres y en mujeres.
El estudio señala que 26.6% (1 de cada 4) de los estudiantes que declararon uso de alcohol en el último año lo califican como riesgoso o perjudicial y que un 11.2% de ellos presentan signos de dependencia, cifra que es 14.4% entre los hombres y un 8.2% entre las mujeres, con diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos.
No obstante, se señala que en todos los rangos de edad se detecta una disminución significativa entre los niveles de uso de alcohol en el último mes, en el estudio del 2016 respecto de 2012.
“Estas son muy buenas noticias, ya que estos registros habían presentado aumentos estadísticamente significativos entre 2009 y 2012, llegando incluso a observarse un menor porcentaje de estudiantes con signos de dependencia al alcohol en 2016 con relación a 2009: 11.2% versus 12.1%”.
Sobre el tabaco, el porcentaje de universitarios que consumieron tabaco en el último mes fue de 16.8% y el promedio de edad de inicio es de 16 años. En todo caso, se registra un descenso sistemático desde 2009 hasta el 2016.
“El análisis por grupos de edad muestra un descenso sistemático en tres de los cinco grupos etarios y con disminución estadísticamente significativa entre los años 2012 y 2016 en todos los grupos, excepto en el de 21 a 22 años”.
No obstante, llamó la atención de los investigadores que el 16.6% de los estudiantes ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida, al punto tal que los mayores fumadores de estos elementos son los universitarios más jóvenes.
Para finalizar, se destaca que el 10.8% de los estudiantes declararon haber usado alguna vez en la vida tranquilizantes como Valium o Clonazepan sin prescripción médica y el 1.7% dice haber probado estimulantes como Ritalin, Cidrin, Fenproporex, entre otros.
Martha Paredes Rosero, Subdirectora de Estrategia y Análisis de la Dirección de Política de Drogas y Actividades Relacionadas del Ministerio de Justicia, señaló que uno de los factores para este consumo de drogas es la disponibilidad de la misma y la existencia de redes de microtráfico y narcomenudeo.
“Después de ser un país productor, somos un país consumidor principalmente, y mucho tiene que ver con que la droga se está quedando en el país. Es una política integral y en términos de consumo creemos que el primer paso a donde debemos enfocar es en prevención”, señaló.
Por eso, existe un programa denominado ‘Familias Fuertes’ para capacitar a formadores que acudan en sus regiones a explicar estrategias de prevención de consumo en colegios.
Paredes explicó que cada zona tiene un énfasis diferente, pues la zona cafetera y Medellín son las que más preocupan en aumento de drogas en general pero, por ejemplo, sobre la heroína preocupan siete ciudades en específico: Armenia, Pereira, Cali, Medellín, Santander de Quilichao, Cúcuta y Bogotá.
Dato
Entre los elementos preocupantes además está que para el 23,5% de los estudiantes es “fácil” conseguir la droga y el 11.2% señala que ha tenido alguna oferta reciente para probar o comprar.
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