A esto se suman los hechos que comprometieron la vida de seis campesinos, quienes protestaban a favor de lo que ellos consideran el derecho a sembrar hoja de coca, y quienes se cree fueron asesinados, al parecer, por la Fuerza Pública.
La crisis social que atraviesa este municipio del departamento de Nariño no parece tener fin. El jueves en horas de la tarde el presidente de la República, Juan Manuel Santos, anunció que reforzará la seguridad de la zona y que todavía no se ha logrado esclarecer quiénes fueron los autores de los diferentes homicidios.
Y es que el territorio está dominado por guerrilleros del Eln y por disidentes de las Farc, además de bandas criminales como el ‘Clan del Golfo’, ‘Los Pelusos’ y ‘Los Puntilleros’, todos en disputa por el “negocio” del narcotráfico, como lo ha podido establecer el Ministerio de Defensa.
Pero la situación va mucho más allá de lo que se ve en las noticias y arrastra problemas de fondo. Así lo manifestó monseñor Orlando Olave, obispo de Tumaco en entrevista con Colprensa.
-Los ojos del país están puestos en Tumaco a raíz de los últimos hechos violentos pero, ¿cómo podría usted definir la situación real del territorio?
Con una frase: hay problemas estructurales e históricos, y lo más grave no son las consecuencias, sino las causas. Lo que hemos visto en los últimos días, sin dejar de ser situaciones preocupantes, son solo las consecuencias de años de innumerables problemáticas y abandono estatal.
-¿A qué problemáticas se refiere?
A la falta de oportunidades por varios aspectos. En todo el territorio, por ejemplo, solo existe una carretera pavimentada y es la que comunica el municipio con Pasto. El resto son solo vías en mal estado. De todas las veredas y corregimientos de este municipio, solo podemos acceder por carretera a uno de ellos: Barbacoas. A los demás solo podemos llegar por medios pluviales. También hablo de la corrupción y de la concentración de las riquezas en unas minorías.
-¿Qué otros inconvenientes hay en el territorio?
La salud. En toda esta zona solo hay un hospital de segundo nivel y que hasta ahora está arrancando. Hace años se empezaron a construir algunos hospitales en los corregimientos, pero las obras están paralizadas. El desempleo es otra problemática que golpea a la población, la minería ilegal, los cultivos de hojas de coca y el bajo nivel educativo engloba a las demás problemáticas.
-¿Por qué afirma que en medio de todas las dificultades que rodean a la comunidad de Tumaco, la educación es la que más le preocupa?
Por algo muy simple. En el municipio hay cerca de 380.000 habitantes, de los cuales el 60% son menores de 25 años. Es decir, que gran parte de la población es joven. En Tumaco todos los años se gradúan alrededor de 1.500 bachilleres y solo 100 entran al sistema de educación superior. ¿Qué pasa con los que no pueden ingresar? Son los que terminan involucrados en el narcotráfico, pandillas y grupos armados ilegales.
-Pero, ¿por qué entran tan pocos jóvenes a las universidades?
Aquí viene el problema. En Tumaco, no es que no lleguen ofertas educativas, hay pocas, pero las hay. La complicación es que la mayoría de cupos los ofrecen instituciones públicas y los jóvenes no tienen el nivel educativo para pasar en ellas. Pero esto se debe que, por ejemplo, a casi dos meses de terminar el año, hay estudiantes que no han tenido profesor de biología; la infraestructura educativa es muy precaria y la posibilidad de que los profesores se capaciten es nula..., por los accesos y las distancias.
-¿Cómo es el tránsito de quienes no pueden acceder a la educación superior y pasan a pertenecer a bacrim o a las pandillas?
El no acceso a la educación hace que se les trunque el proyecto de vida. La primera pregunta que se hacen es por qué estudiaron su bachillerato si no van poder seguir formándose o salir del territorio. Es ahí cuando la cultura mafiosa y delictiva empieza a permear sus pensamientos. Entonces, cambian sus proyectos de vida por perspectivas de muerte. Eso empieza a suceder desde que los menores cumplen 15 años.
-A propósito de los cultivos ilícitos y lo que esto ha originado ¿cómo está el panorama en este sentido?
Es un tema complejo porque ahí juegan varios factores. Si bien el Gobierno ofrece la sustitución de cultivos ilícitos, por ejemplo, las distancias y la falta de acceso a la zona rural hace que los campesinos no les encuentren rentabilidad. A ellos se les puede decir: esto o aquello, pero se van a preguntar quién saca el producto de aquí y me lo compra. Situaciones como estas no les permite pensar en construir proyectos de vida diferentes a la siembra de cultivos ilícitos. Por eso es que esto es un problema de fondo.
Preguntas y respuestas
-¿Cuándo usted dice que es un problema de fondo, a qué se refiere?
A lo que he dicho en varias ocasiones. Es cierto que necesitamos erradicar la coca. Sí. Erradiquémosla pero también el analfabetismo, la corrupción, la incomunicabilidad, la falta de atención en salud, son inconvenientes. Hay unos problemas estructurales más, y no podemos pretender que en dos o tres meses se solucionen. Lo que se necesita en esta región es un programa macro que ataque todas las necesidades de los pobladores porque los acuerdos de paz son el punto de partida más no el de llegada.
-Es decir que usted ve todo lo que ha pasado en Tumaco, no como una falla del Proceso de Paz, sino como una forma de alcanzar la paz?
Lo que yo veo, porque me gusta guardar la esperanza, es una oportunidad para construir la paz territorial que necesita todo el pacífico nariñense. Lo que ha ocurrido, ha permitido que se visibilicen problemáticas, no nuevas pero, que necesitan soluciones de fondo sobre las que el Gobierno tiene que trabajar y empoderarse porque son las bandas criminales las que se han tomado el territorio.
- ¿Por qué se ha llegado al punto de que las bandas criminales son las que dominan a Tumaco?
Porque en medio de la inseguridad que vivimos en nuestros territorios, cualquier persona con un arma se vuelve peligrosa y empieza dictaminar sus propias reglas y a tomarse la autoridad. A los civiles sin armas, nos toca acatar las normas en medio de la zozobra. Pero si hay mayor presencia de la Fuerza Pública, este tipo de presencias empiezan a dispersase.
-¿Cómo ve la situación de los líderes en Tumaco, teniendo en cuenta que hace pocos días uno de ellos fue asesinado?
Primero quiero decir que hay mucha valentía en la gran mayoría de ellos, un heroísmo. Algunos tienen medias de protección pero, hay que ser conscientes de que dichas medidas no son la solución a los problemas. Tiene que haber una transformación social que ayude a superar las necesidades del territorio porque les pueden poder escoltas o sacarlos de Tumaco pero, si no se hace nada de fondo, va a continuar un círculo vicioso que involucra una realidad de pobreza y marginación estructural.
-¿Qué otro tipo de acciones cree usted que debe tomar el Gobierno para combatir esta situación?
Una de las cosas que se debe aprovechar es la riqueza de este municipio. Tenemos los mejores manglares del mundo y nuestra geografía es ideal para construir un gran puerto sobre el Pacífico. Nosotros le presentamos un proyecto al Gobierno donde le proponemos que les ofrezca a los campesinos no solamente proyectos productivos, sino sustentables en el tiempo con productos como el plátano y el cacao, que es considerado uno de los mejores en el mundo. Necesitamos dejar de ser comercializadores de la materia prima y convertirnos en productores.
-Y ¿cómo es este panorama en las zonas rurales?
Se agudizan las problemáticas mucho más. Pero en general se viven casi que las mismas, porque pasó lo que en muchas partes de Colombia: mucha gente migró al casco urbano para tratar de dejar atrás la violencia de esas zonas. Esta migración hizo que el terreno urbano hoy tenga alrededor de 180.000 habitantes y se generaran otras complicaciones como el desempleo, que a su vez llevó a que la gente intentara rebuscarse. Los grupos al margen de la ley se aprovecharon de esta situación para ofrecerles trabajos ilegales. Pero si Tumaco no tiene ni siquiera agua potable, qué se puede esperar para los demás corregimientos. Aunque en el campo es donde se origina el problema del narcotráfico por ser la zona con la siembra de cultivos ilícitos.
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