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Había acordado encontrarse con dos representantes de instancias de participación ciudadana de Chaparral, compañeros con los que realiza un trabajo de fortalecimiento buscando incidir en las políticas públicas del municipio que favorezcan a las minorías étnicas.
La emoción se percibía en su rostro, una amplia sonrisa de satisfacción la acompañaba. En Bogotá, la Convención Campesina con la presencia del presidente Gustavo Petro, según narró, estuvo cargada de temas importantes. Era la primera vez que ella supiera de un evento que reúne al Estado y los campesinos. Dialogaban alrededor de ejes temáticos: 1) política agraria estructural; 2) derechos campesinos y reconocimiento del campesinado; 3) políticas públicas y Plan Nacional de Desarrollo y 4) acceso, redistribución, clarificación, titulación y ordenamiento social del territorio.
Todos estos temas según expresaba generaban un ambiente diferente en la relación con el nuevo gobierno, hecho que la llenaba de alegría y esperanza. Sin embargo, el Diálogo Vinculante de Ibagué sería la oportunidad de encontrarse con sus compañeros y paisanos y con una pluralidad de organizaciones y personas que se habían acercado a participar en este espacio.
Se sorprendió al ver cientos de líderes y lideresas de la mayoría de los municipios del Tolima. Eran notables las mujeres, los indígenas, afros, jóvenes, campesinos, representantes de la comunidad Lgbtiq+. Parecía un carnaval por el colorido y la muestra cultural desarrollada.
Con sus pares del sur del Tolima, manifestaban que era inédita su participación en un Diálogo como este para construir el Plan Nacional de Desarrollo. Sabían que los planes los formulan expertos, tecnócratas, la mayoría de las veces desde sus escritorios en la ciudad capital. Ahora era la oportunidad de hacer presencia y manifestar sus propuestas. Vieron y vivieron en esta ocasión la condición de hablar y proponer. Ella y sus compañeros se habían preparado, traían unas propuestas escritas surgidas de varias reuniones preparatorias de este evento.
Se organizaron para participar en varias mesas y se fundieron al caudal enorme de propuestas que surgían desde los puntos cardinales del departamento. Se sumaron a propuestas como el ordenamiento territorial alrededor del agua, la necesidad de la construcción y rehabilitación de las vías terciarias, la promoción de la economía circular, el rechazo a la megaminería, entre otros.
Se enteraron al final de que esta explosión propositiva generó 246 situaciones de cambio identificadas por este mundo de participantes según informó la Ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez. Una generosa cosecha de aspiraciones sociales y comunitarias.
Al final, evaluando con sus compañeros, refirió lo novedoso e histórico del Diálogo Regional, aún faltando tiempo para aportar más, quedó la sensación de la importancia de estas prácticas para generar inclusión y fomentar la participación de los tradicionalmente excluidos.
Si este gobierno se apoya en los campesinos, indígenas, afros y juntas de acción comunal, se empezará a dar un verdadero cambio, uno apoyado en la razón de los que siempre han sido vencidos en la historia, terminó sentenciando esta lideresa afro, mientras se alejaba de regreso a su terruño históricamente olvidado y abandonado.
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