Al final se apagó el corazón de Válery

A la 1:30 de la tarde del miércoles, el corazón de la pequeña Válery dio el último latido. A esa hora se le agotó la vida y la que en la tierra fue un angelito de ternura, ahora está en "el cielo para todos", como lo dijeron sus padres en su mensaje, momentos después del deceso.

Había sido un milagro que no sólo la ciudad, sino todo el país, celebraron pues sobrevivió a una aterradora caída desde el piso 18 de un edificio de El Poblado, el pasado jueves 5 de julio.

Con sólo seis años, Válery había resistido el golpe mortal tras recorrer una altura cercana a los 50 metros. Todo un milagro. Un milagro que se volvió esperanza, pues no era fácil su sobrevivencia ante semejante incidente, a pesar de que su endeble cuerpo chocó contra unos arbustos del antejardín que amainaron el golpe. De todas maneras sufrió múltiples traumas.

"La niña tuvo daños en los diferentes sistemas: en el sistema neurológico, en el respiratorio y en el cardiaco y a nivel abdominal sufrió varios traumas", había precisado el lunes Carlos Alberto Sánchez, el médico jefe de la clínica El Rosario de El Poblado, a donde fue conducida luego de la caída, a las 10:30 de la mañana.

Era demasiado para un ser humano. Y cuando el grueso del país esperaba la recuperación definitiva, en la noche del martes llegó el anunció fatal: Válery tenía muerte cerebral, aunque su corazón latía.

La noticia significaba que clínicamente no había ya nada por hacer. Sólo esperar que su corazón dejara de latir, que se apagara. Que la pequeña se fuera para siempre.

Credito
COLPRENSA

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