Llegada de 800 uniformados crea más tensión en el Mango

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
La orden para que los 54 policías retornen al corregimiento El Mango no tiene reversa, según los altos mandos y el Gobierno. Otro asunto será la aceptación o el rechazo de la comunidad a la presencia de los uniformados, que intentaron expulsar esta semana.

Los agentes no regresarán solos a reconstruir la estación que fue desmontaba por los habitantes con el argumento de que la cercanía de los policías los ponía en riesgo ante la amenaza de constantes ataques de las Farc. 

El primer grupo de policías ya llegó a El Mango a bordo de helicópteros y se ubicó en una base improvisada cerca al pueblo, pero lejos de las viviendas de los pobladores. 

Y se anunció que cerca de 800 uniformados, entre militares y policías, llegarán de forma permanente en ese sector del municipio de Argelia, una de las zonas más conflictivas y adversas para las autoridades en el norte del Cauca. 

El coronel Jorge Herrera, comandante de la Brigada 29 del Ejército, sostiene que “las tropas se reforzaron y que ya se encuentran en la región para apoyar el regreso de los policías y contrarrestar el asedio de los guerrilleros del frente 60 de las Farc”. 

La llegada de tal número de fuerza pública podría considerarse una militarización de ese corregimiento, si se tiene en cuenta que la población no supera 1.500 habitantes. 

El coronel Herrera explica que “el objetivo de reforzar las tropas es tener presencia permanente”. Y relató que cuando se “aproximaban los soldados (el miércoles) a El Mango se presentó un combate con la guerrilla en el sector de La Cumbre... pero ya estamos en el área para quedarnos”. 

Pero no parece fácil convencer a los habitantes de aceptar a la fuerza pública, ya que cuando desde hace ocho años reclaman el retiro de la estación policía. 

Comunidad hostil

Mientras la comunidad insiste en que temen que se haga realidad el rumor de un ataque contra los policías y queden los civiles en el medio de un enfrentamiento, como tantas otras veces que dejaron daños en las casas y víctimas civiles, las autoridades consideran que detrás de la oposición civil están las Farc. 

Según el coronel Ramiro Juan Pérez, comandante de la Policía del Cauca, “es contradictorio” que la comunidad ahora argumente que la presencia de la Policía les genere riesgos. “Este año no ha habido ni una sola acción armada contra la población civil, el año pasado hubo tres. Sabemos que el área es compleja, pero el Ejército hace control territorial, ha mejorado la seguridad ciudadana y nos aumentaron los policías”. 

Y reitera que la comunidad sufre presiones de la insurgencia para que se muestre hostil a la presencia de la Policía y el Ejército. 

El argumento de los altos mandos es que la guerrilla quiere deshacerse de las autoridades a través de la población ya que se trata de una región cocalera y estratégica, en el cañón del río Micay. “Es un corredor que va desde Nariño y termina en el mar Pacífico con cerca de 5.000 hectáreas sembradas de hoja de coca, que alimentan el narcotráfico para financiar a la guerrilla”, indica el coronel Herrera. 

Ante la orden del presidente Juan Manuel Santos del retorno de la Policía, que reiteró el nuevo ministro de Defensa Luis Carlos Villegas, con el argumento de que “no puede haber territorio vedado para la fuerza pública”, hay intentos de mediación. 

Delegados de la Defensoría del Pueblo informaron que se reunirán con los pobladores junto a representantes de la ONU, la Gobernación y la Alcaldía de Argelia para “lograr un acercamiento, distensionar la situación y discutir la reubicación de la estación”. 

Denuncias en Putumayo 

Una situación similar se denunció en Putumayo, donde líderes comunitarios del corregimiento El Tigre, del municipio del Valle del Guamuéz, alertaron que las Farc presionan a la comunidad para que se tomen la estación de Policía y obliguen el retiro de los uniformados. 

El líder Vicente Caicuche aseguró que la guerrilla citó a pobladores para ordenarles la toma del comando y acciones de tutela para presionar el retiro del comando. “Les dijimos que la Policía nos está cuidando y que no haríamos nada y entonces el jefe guerrillero ‘Diomedes’ nos amenazó con que si no hacíamos caso teníamos que irnos del pueblo”. 

Credito
COLPRENSA

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