El vicepresidente de la República, general Óscar Naranjo, completó más de una semana de estar en el puerto nariñense de Tumaco, en donde ha liderado la atención que entregó el Gobierno nacional ante la crisis que se dio por la muerte de siete personas en confusos hechos, en los que se comprometió, al parecer, a la Policía nacional.
En general Naranjo resumió así el balance de la situación en Tumaco: “Tres situaciones. Una tensión derivada; la tensión que ejerce el crimen organizado sobre las comunidades es una presión que no se reconoce por temor y una tensión derivada de la velocidad con que avanza la erradicación forzosa versus la sustitución voluntaria.
Adicional, una tensión derivada en el Consejo Comunitario del Alto Mira en que se ha identificado, de tiempo atrás, que unas 5.000 familias que están allí requieren de solución”.
En relación con cuestionamientos de que dicha situación se le ha salido a las manos al Gobierno nacional, el Vicepresidente aseguró que eso no es así.
“Lo que digo es que aquí hubo decisiones en el pasado, como, por ejemplo, la prohibición de asperjar la zona de frontera, que significó estabilizar esos cultivos. De otro lado, ha habido convergencia criminal de intereses de narcotraficantes colombianos, también del crimen internacional”.
Cambio de estigma
“Llegamos a un territorio que ha estado muy afectado y hay un déficit que debemos superar (...) Tenemos que trabajar para que Tumaco muestre también su cara positiva. Esta es la cara triste, dolorosa de este problema, pero hay la positiva del turismo, en materia gastronómica, de gente buena que quiere salir adelante.
“La obligación, del Gobierno y de la sociedad no es hacer prejuicios sino identificar soluciones y concentrarse en las mismas”, continuó el funcionario.
Finalmente, afirmó que podría haber otros ‘Tumacos’, por ejemplo Catatumbo, por ser un polo neurálgico y donde convergen diferentes amenazas.
“No quiero ser fatalista ni hacer pronósticos pesimistas: creo que en la medida en que estamos avanzando y en la medida en que nos acercamos a esta realidad tenemos obligación desde el Gobierno de articularnos y generar capacidades que en el pasado estaban para ganar la guerra y ahora debemos tener capacidades para construir la paz.
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