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El pasado viernes se cumplió un año en el que doña Nidia vio por última vez con vida a Ana María, una joven universitaria, sencilla y relajada, como la describe su mamá, que salió de su casa sin saber que ese sería su último beso, abrazo y bendición que le daría.
“Ella me dijo: mami me voy a ver con Paul, vamos a bailar un rato. Le dije: no te demores porque mañana tienes clase. Que te vaya bien. Dios te bendiga”. Así recuerda doña Nidia el último momento que vivió con su hija menor, que tenía intención de ayudar a su mamá económicamente y salir del país una vez culminara sus estudios.
Doña Nidia tiene vivo el recuerdo de su hija cuando le decía que su intención era ser independiente para ayudarle con los gastos de la casa, pues pese a que vivían con su hermana mayor y su cuñado, para Ana era complejo que su mamá tuviera que lidiar con el costo de su carrera universitaria.
Ana quería ser psicóloga, pero interrumpió sus estudios para aprender sobre el mundo del maquillaje profesional, y con él independizarse, sin embargo, los sueños que hoy reclama doña Nidia, se quedaron en palabras, pues la noche de ese jueves, un posible caso de celos le cegó la vida.
Según la mujer, la Fiscalía trata de identificar cuál es la responsabi-lidad de los tres hombres en la muerte de su hija.
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