El Tribunal Superior de Bogotá, reconoció que el señalado “obró en legítima protección de un bien jurídico tutelado”: el derecho de la intimidad. La agredida terminó con cinco días de incapacidad por culpa de las lesiones, pero para el juez, el hombre: “obró en legítima protección de un bien jurídico tutelado con rango de derecho fundamental – la intimidad-, ante el riesgo inminente de vulneración por parte de su excompañera sentimental, quien, de forma abusiva, sin autorización del titular, pretendía tomar el teléfono celular con la finalidad de revisar su correspondencia privada”, dice el fallo.

Según el juez, el hecho no se reconoce como violencia de género o doméstica: “no todo episodio de desavenencia, discusión o agresión al interior de una pareja o de una unidad doméstica debe ser catalogado objetiva y automáticamente como una violencia intrafamiliar, pues siempre deberá analizarse tanto el contexto como la magnitud del mismo frente al ámbito de protección del bien jurídico tutelado”, señaló.

La sentencia ha levantado polémica entre los que creen que el hombre cruzó la línea hacia la violencia, y los que defienden que se debe respetar y defender el derecho a la intimidad.