Violentos enfrentamientos en Curuguaty, 250 km al noreste de Asunción, dejaron ayer un saldo parcial de siete policías y nueve campesinos muertos, durante el desalojo de campesinos sin tierra que ocupaban una finca, informó el ministro del Interior, Carlos Filizzola.
"Sentimos la pérdida de efectivos policiales", indicó Filizzola, quien situó en unos 80 el número de heridos y dijo que "ya la Policía controló la situación. Lamentamos mucho las bajas".
Agregó que "hasta el momento no tenemos información de que esto tenga vinculación con guerrilleros del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)", un grupo armado clandestino que opera en el norte del país, y al que se atribuye ataques a comisarías y el robo de sus armas.
El enfrentamiento se produjo entre unos 150 ocupantes y 300 policías, explicó el Ministro, quien indicó que los disparos fueron iniciados por los campesinos.
"La Policía tuvo que responder", subrayó, y agregó que "se actuó en base a orden judicial. Hemos actuado como la ley manda. Sabíamos que había armas, sobre todos rifles, escopetas y armas cortas. Por eso enviamos al lugar a 300 efectivos para cumplir con el desalojo", explicó.
Relató que cuando los policiales fueron a negociar con los campesinos, "fueron recibidos a balazos", cuando se registraron las bajas. Agregó que los agentes, salvo los jerarcas, no llevaron sus armas de fuego, solo cachiporras, escudos y uniformados con armas para balines de goma.
Walter Gómez, comisario jefe de investigaciones de Canindeyú (departamento de capital Curuguaty), dijo que los campesinos tenían armas de grueso calibre, como fusiles M-16. "Tenían un excelente manejo de armas", enfatizó.
Las balas que provinieron de los ocupantes perforaron los chalecos antibalas, lo que hace presumir a los investigadores que las armas son de uso militar.
Gómez dijo que los heridos fueron inmediatamente evacuados en los helicópteros policiales, que también recibieron proyectiles durante el ascenso.
Los invasores del terreno, una reserva natural propiedad del empresario Blas Riquelme, se dispersaron y se internaron en una zona boscosa pero fueron rodeados por la fuerza.
"Seguimos allí con 321 efectivos, en el lugar, apoyados por helicópteros", destacó Filizzola.
Desde el Gobierno
El presidente Fernando Lugo repudió los enfrentamientos y manifestó su "absoluto respaldo" a las fuerzas de seguridad y extendió sus pésames a los familiares de los policías fallecidos.
En un comunicado, agregó que ordenó a las Fuerzas Armadas apoyar con sus efectivos el operativo policial "de acuerdo con la constitución y la ley".
"Todas las áreas del Gobierno están trabajando en este momento en líneas de acción para devolver la calma y la tranquilidad a Curuguaty", manifestó.
Lugo convocó a la casa presidencial a sus ministros del Interior y de Defensa y al Comandante de las Fuerzas Militares para analizar la situación.
El dirigente campesino José Rodríguez, estrechamente vinculado al presidente Lugo, dijo que el enfrentamiento "pudo haber sido un auto atentado de la Policía" para justificar supuestamente las muertes de quienes no tienen tierra.
"Garantizaron la integridad de los campesinos y despreciaron la vida de los policías. Por eso se produjo la masacre", dijo el diputado Salyn Buzarquis.
La gobernadora de Canindeyú, Cristina Villalba, calificó a Filizzola de "irresponsable" tras recordar que le había advertido que un desalojo violento iba a desembocar en pérdida de vidas.
Y agregó que "coincidencia o no, los que lideraron esta ocupación son amigos del Presidente. Están al lado de sus principales colaboradores", en referencia a los vínculos de Lugo con el campesinado, y agregó que el Presidente "no tiene voluntad para cortar de raíz esta situación".
Afirmó que los dirigentes "tienen sus propiedades en Curuguaty y negocian las ocupaciones", que poseen "una radio comunitaria desde donde incitan cada día a la violencia, instalan el tema de la lucha entre ricos y pobres y, así, avasallan impunemente los intereses de la gente".
Al final del día
La Policía paraguaya indicó haber controlado la situación tras los violentos enfrentamientos entre agentes y campesinos sin tierra, según el ministro del Interior, Carlos Filizzola, en tanto que habría una veintena de detenidos, según fuentes policiales.
"Ya la Policía controló la situación", dijo Filizzola, quien agregó que "lamentamos muchísimo las bajas".
En tanto, fuentes policiales dijeron que hay una veintena de
detenidos, pero el Departamento de Prensa de la Policía no pudo precisar el número: "Ni nosotros tenemos todavía un informe oficial", dijo un vocero.
El jefe del Centro de Emergencias Médicas, Enrique Bellasai, dijo que un labriego murió durante su traslado en helicóptero a Asunción.
La propiedad de Riquelme, empresario de los supermercados, está en una región ocupada en gran parte por los llamados 'brasiguayos', productores de soja brasileño, instalados desde hace 40 años en las tierras más fértiles del país, en la cuenca del río Paraná, en zona fronteriza de Paraguay con Argentina y Brasil.
Los choques se produjeron durante un proceso de desalojo en la finca de un empresario de los supermercados en el país.
Credito
AFP
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