La prensa oficial indicó el martes que el ex "rais" estaba clínicamente muerto tras sufrir un paro cardiaco, pero una fuente médica aseguró poco después que se hallaba en coma y que los médicos trataban de reanimarlo.
La salud de Mubarak se degradó a pasos acelerados desde su condena el 2 de junio, por la muerte de 850 manifestantes en la insurrección de inicios de 2011. Cumplía la sentencia en el ala médica de la cárcel de Tora, en el sur de El Cairo, y según la agencia oficial mena fue trasladado tras sufrir un paro cardiaco al hospital militar Maadi, en un suburbio de la capital.
Según los partes médicos y sus abogados, en los últimos tiempos padecía de depresión aguda, de dificultades respiratorias y cardiacas y de hipertensión.
Compareció en camilla a las audiencias de su juicio, en un cubículo con rejas, una imagen en las antípodas de la del gobernante cortejado en la escena internacional que impuso sus voluntades durante treinta años en el país más poblado del mundo árabe.
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