Decenas de rebeldes atacaron con armas ligeras un puesto de control gubernamental en medio de dos pueblos kurdos de la provincia de Idleb, pero tuvieron que enfrentar un contraataque de un grupo de kurdos, explicaron rebeldes a la AFP.

"El régimen había armado a los kurdos", brindándoles ametralladoras y apoyo de helicópteros de combate, indicó uno de los rebeldes.

Posteriormente, los kurdos se replegaron y los rebeldes enterraron a sus muertos en el cementerio de la pequeña ciudad de Atmah, a cinco kilómetros de la frontera con Turquía.

Por su parte, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan afirmó que "esa masacre inhumana, esa tentativa de genocidio son tan sólo signos precursores del final del régimen".

Opositores sirios afirman que más de 150 personas -incluyendo a decenas de rebeldes- fueron asesinados en Treimsa (centro) el jueves.

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, dijo el viernes en un comunicado que murieron más de 200 personas en Treimsa y que todo parecía indicar que "el régimen asesinó deliberadamente a civiles inocentes".

El ejército sirio afirmó haber llevado a cabo en Treimsa "una operación de calidad" que culminó con la "destrucción de guaridas de grupos terroristas (...), sin que hubiera que lamentar ninguna víctima civil".