AFP, CIUDAD DEL VATICANO
El papa Francisco anunció ayer, con ocasión de su segundo año de pontificado, un jubileo extraordinario o Año Santo para conmemorar el Concilio Vaticano II, una señal de su voluntad de reformar a la Iglesia.
El “Año Santo Extraordinario” se celebrará del 8 de diciembre al 20 de noviembre del 2016 y será dedicado a la “misericordia” es decir al perdón de Dios, tema clave de su pontificado.
El evento, entre los más solemnes de la Iglesia, fue anunciado por el pontífice desde la basílica de San Pedro y adquiere particular importancia porque insta a la institución a proseguir con las reformas pese a las fuertes resistencias internas que encuentra.
“Dios perdona todo y siempre”, recordó el pontífice, cuyo anuncio fue recibido por aplausos.
“He pensado a menudo en cómo la Iglesia pueda hacer más evidente su misión de ser testimonio de la misericordia. Es un camino que inicia con una conversión espiritual. Por eso he decidido convocar un jubileo extraordinario que tenga en su centro la misericordia de Dios”, explicó el papa.
Además de la puerta de la Basílica de San Pedro, serán abiertas las de las basílicas de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María Mayor.
Durante el jubileo del 2000/2001 decretado por Juan Pablo II cerca de 30 millones de peregrinos visitaron Roma.
Una “Iglesia dividida”
Medio siglo después de esa importante asamblea que modernizó a la iglesia, la institución se encuentra de nuevo dividida ante temas cruciales: uso del preservativo, celibato obligatorio, matrimonio de homosexuales, sacramentos a los divorciados o sacerdocio femenino.
Alguno de esos temas serán abordados en octubre durante el Sínodo de la Familia y el éxito de esa asamblea de obispos de todo el mundo, que el papa preparara meticulosamente, se anuncia lleno de desafíos.
La tradición
Según la tradición, el Año Santo es un tiempo en que la Iglesia concede indulgencias a los fieles que cumplen determinadas condiciones y se inspira del año jubilar de los israelitas mencionado en el Antiguo Testamento. El jubileo ordinario tiene lugar cada 25 años.
El Año Santo se iniciará con la apertura oficial de la llamada Puerta Santa, un rito especial marcado por la destrucción con un martillo del muro con el que suele ser sellada una entrada lateral de las basílicas.
El último jubileo fue celebrado por Juan Pablo II en el año 2000. La puerta se abre solo en esa ocasión y los fieles suelen atravesarla para obtener la indulgencia plena.
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