Centenares de miembros de la Guardia Nacional y policías de los estados vecinos fueron desplegados este martes en esta ciudad del este de EE.UU. para evitar que se repita una nueva jornada de caos y violencia, y se vivió una calma tensa, después de los graves hechos.
Los disturbios se desencadenaron poco después del entierro de Freddie Gray, un joven negro de 25 años que falleció el 19 de abril, cuando estaba bajo custodia policial, por una lesión de la médula espinal, en circunstancias aún bajo investigación.
Este lunes se habían suspendido las protestas pacíficas que sucedieron a su muerte por la celebración del funeral, pero la violencia estalló a última hora de la tarde y desembocó en un caos que obligó a decretar la situación de emergencia en el estado y el toque de queda en una ciudad donde dos tercios de la población son negros.
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