Escalofriante: las gemelas criminales que juraron solo hablar entre ellas hasta la muerte

Las dos inmigrantes afrodescendientes hicieron un pacto de silencio, en el que hablarían solo entre ellas hasta que una muriera.
PUBLICIDAD

Hace pocos días salió a la venta el libro “Las mellizas silenciosas”, escrito por la periodista de The Sunday Times de Londres, Marjorie Wallace, en donde narra la vida de las misteriosas hermanas y que se convirtió en bestseller, debido a la cercanía que la profesional tuvo en el caso.

Wallace siguió de cerca el juicio que se desarrolló contra las dos criminales en el Reino Unido, por delitos de robo e incendios, y se convirtió en la única persona con la que hablaron y a la que le revelaron su más grande secreto.

“Las mellizas, jóvenes y vulnerables, no pronunciaban palabra distinta de unos ruidos que la Corte interpretó como la aceptación de su culpabilidad. La pantomima legal continuó a su alrededor, pero a ellas no pareció tocarlas”, escribió la periodista en su libro.

 

Así comenzó todo

Las pequeñas June y Jennifer Gibbons nacieron en abril de 1963 en la isla de Barbados. Desde allí partieron en compañía de sus padres hacia Gales, en el Reino Unido, para buscar una mejor vida.

Sin embargo, el rechazo de la época por tratarse de personas de color rápidamente se tomó las jóvenes mentes de las gemelas, que las llevó a odiar estar separadas la una de la otra, pero tampoco disfrutar cuando estaban juntas.

Las niñas nunca hablaron ni siquiera con sus padres, quienes llegaron a pensar que eran mudas. La discriminación las empujó a realizar un pacto de supervivencia, en el que solo hablarían entre ellas y, cuando alguna muriera, liberaría a la otra para que interactuara con el mundo.

“Dijimos que no íbamos a hablar con nadie más. Dejamos de hablar con todo el mundo. Solo conversábamos entre las dos en nuestro cuarto”, expresó June a Hilton Als, periodista de la revista ‘The New Yorker’.

Sus padres hicieron de todo. Las llevaron a terapias de lenguaje e incluso intentaron separarlas, pero nada funcionó. El único escape lo encontraban escribiendo en diarios, y todas las palabras que no podían musitar, las plasmaron en el papel.

A los 18 años todo escaló: empezaron a cometer crímenes. “Toda esta semana he querido incendiar la tienda de tractores en Snowdrop Lane. Lo quemé hoy, con la ayuda de Jennifer, por supuesto. Fue la noche más grande de mi vida”, escribió June en su diario.

Las hermanas robaron e incendiaron varios comercios, por lo que fueron arrestadas. El encierro convirtió la unión que tenían en una pesadilla. “¿Cómo puedo deshacerme de mi propia sombra? ¿Imposible o no imposible? ¿Sin mi sombra moriría? ¿Sin mi sombra ganaría la vida?”, decía June.

A partir de ese momento ansiaban la muerte de la otra, para obtener su liberación.

 

El desenlace

William Spry, psiquiatra, les diagnostico personalidad psicótica, y fueron enviadas al Hospital Psiquiátrico de Broadmoor, el centro médico de alta seguridad más antiguo de Inglaterra, por más de 16 delitos.

Vivieron por 12 años en ese lugar. Fue allí donde Marjorie Wallace, la reportera entonces de ‘The Sunday Times’, las encontró y las estudió, se ganó su confianza y el secreto más grande: “Marjorie, me voy a morir. Lo hemos decidido”, le dijo Jennifer a la periodista, el día que iban a ser trasladas a un centro de menor seguridad.

“Si una moría, la otra debía empezar a hablar y llevar una vida normal”, explicó Wallace. “Estábamos cansadas de la guerra. Había sido una batalla larga, alguien tenía que romper ese círculo vicioso”, dijo por su parte June para The Guardian.

El 9 de marzo de 1993 Jennifer sufrió un infarto y murió, lo que representó la liberación de June, quien desde entonces visita todos los martes su tumba. En la lápida se lee:

“Una vez fuimos dos,

nosotros dos hicimos uno.

No somos más dos,

uno a través de la vida.

Descansa en paz”.

Credito
Redacción web.

Comentarios