La migración en Europa, ‘sin rumbo y a la deriva’

Crédito: EFE / EL NUEVO DÍA
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Europa está bajo fuerte presión ante el dramático flujo de migrantes que intentan entrar a cualquier precio a sus fronteras. Las tragedias en altamar o los miles de migrantes varados en Bielorrusia, demuestran que el fenómeno ha escalado sin soluciones concretas a la vista.
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Dramáticos rescates en aguas del Mediterráneo. Miles de migrantes varados en la frontera entre Polonia y Bielorrusia acampando en medio del crudo invierno. Cruce de acusaciones entre Francia y Reino Unido tras el naufragio en el que murieron 31 migrantes en el canal de La Mancha. Endurecimiento de controles migratorios, reforzamiento de la política de “puertos cerrados” y militarización de fronteras.

Esta es la realidad de una crisis migratoria que viene cobrando dimensiones alarmantes, y que ha convertido a Europa en el ‘corazón’ de la misma.  

El mar Mediterráneo es una de las rutas migratorias más letales en el mundo: Más de 1.600 personas han muerto o desaparecido este año intentando cruzarlo, según la ONU.

¿Qué está pasando con la migración en el Mediterráneo? ¿Qué están haciendo los países en Europa al respecto?

Sebastián Polo, investigador y politólogo de la Universidad del Rosario, considera que la coyuntura migratoria europea es consecuencia de la apertura global por la pandemia del COVID-19: Un recrudecimiento de los procesos migratorios irregulares en el mundo.

En ese orden de ideas, señala que se evidencian nuevas rutas migratorias que se vienen consolidando en Europa, citando el paso entre Polonia y Bielorrusia.

En cuanto a este último país, Polo explica que es una república aislada dentro del concierto europeo, mientras que en el caso Polonia aclara que si bien hace parte de la Unión Europea (UE) es contrario a las decisiones de Bruselas en lo que tiene que ver con cuotas migratorias, recepción masiva de migrantes, entre otros aspectos.

Incluso se habla de que la situación está politizada. El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, es acusado por Polonia y la UE de utilizar a los refugiados, en su mayoría iraquíes kurdos, para crear inestabilidad en el  Viejo Continente.

Igualmente el investigador de la Universidad del Rosario se refiere a los recientes naufragios en el Canal de La Mancha, entre Inglaterra y Francia, lo que demuestra otras alternativas de migración lo que ha exacerbado las tensiones entre los dos gobiernos que se reparten culpas.

Se trata de la tragedia migratoria más mortífera hasta la fecha en la zona, estimó la OIM. Desde 2016, unas 166 personas han fallecido en este estrecho del Atlántico que separa a ambos países.

Una salida a la crisis sería acordar un enfoque común para la migración, y no que los Estados miembros de la UE sigan actuando de forma independiente profundizando así las divisiones.

Polo lo define como el “fracaso en el consenso político para la construcción comunitaria de una política migratoria”. Es decir, un enfoque común para abordar el fenómeno entre los sectores proclives a la apertura de la migración como Francia y Alemania, y por otro lado, aquellos reticentes a ella, como  Polonia.

En general, la política migratoria europea ha privilegiado el elemento de la seguridad de las fronteras, apunta en ese sentido María Teresa Palacios Sanabria, directora del Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario. 

Si bien hay una política común europea que fije una directriz conjunta del bloque, la experta precisa que también cada país guarda cierto margen de soberanía para configurar todos estos aspectos. “En esa política se está haciendo más explícita esa resistencia a la migración”, agrega la experta.

En su opinión, lo que pasa entre Polonia y Bielorrusia, claramente demuestra la compleja situación que se presenta en países africanos y asiáticos, donde sus ciudadanos buscan mejores oportunidades de vida, e incluso requieren protección internacional en Europa.  

Ahora bien, Palacios Sanabria insiste en que es una crisis que se produce desde hace tiempo frente a “la precariedad, falta de oportunidades, desigualdad, discriminación y la violación sistemática de derechos humanos”. 

Aunque existen los instrumentos para manejar de manera conjunta la ola migratoria, su implementación ha sido muy difícil debido a la sensibilidad política y social ante el surgimiento de movimientos nacionalistas renovados de los Estados frente al tema y al volumen de los migrantes, asegura por su parte el internacionalista Jesús Agreda Rudenko.

El  también docente de la Universidad del Rosario lamenta la falta de coordinación entre la UE, en particular Francia y Reino Unido, en el manejo del tema migratorio, a su juicio, “altamente politizado, además en la disputa por el Protocolo de Irlanda del Norte”.

En lo que atañe al conflicto entre Bielorrusia y Polonia, Agreda Rudenko cree que el presidente Lukashenko “fabricó una crisis migratoria”, que puede sentar un grave precedente en la región”.

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Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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