Adiós al hijo prodigio

Columnista Invitado

No había quien no lo quisiera, no había quien no lo viera como un verdadero ejemplo, pero así es la vida de paradójica y así lo fue con Carlos Enrique Triana López. En el mismo escenario donde él puso a disposición su talento con sus manos e hizo feliz a tantos pacientes, en una clínica, dio su última lucha el pasado sábado 8 de mayo en la ciudad de Cali a los 73 años, falleciendo a causa de una falla pulmonar.
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Ibaguereño de nacimiento y entregado a sus raíces, también se convirtió en un caleño de corazón, donde se radicó junto con su familia y encaminó una carrera profesional como pocos. Siendo reconocido como una eminencia de la cirugía plástica de nuestro país, con más de 20 años de experiencia en embellecimiento corporal y facial.

Hijo de Luis Enrique Triana y Lilia López, hizo sus estudios de bachiller en el colegio San Luis Gonzaga para luego cumplir su gran sueño y desarrollar su pasión como médico. Se fue a estudiar medicina a la Universidad del Valle, realizando su rural en Saldaña y su internado en Buga. 

Su camino apenas comenzaba y su dedicación y profesionalismo lo tenían para grandes cosas y por eso, decidió emprender vuelo a Brasil, junto a su esposa Ana María Lloreda e hija y ahora Dra. Lina María Triana, para seguir su brillante carrera, donde se especializó como Cirujano Plástico.   

Allí, en la Universidad Católica de Río de Janeiro conocería a su maestro, mentor y posteriormente su amigo el Dr. Ivo Pitanguy, el brasilero que revolucionó la cirugía plástica, que lo llevó a ser considerado uno de los mejores del mundo y que, incluso, llevó la antorcha olímpica previo a los Juegos de Río 2016 como reconocimiento.

Volviendo a Colombia, el Dr. Carlos Triana quiso retribuirle la enseñanza a su alma mater y se de radicó en Cali, donde nacería su segundo hijo, Juan Carlos. Fue profesor de ese claustro y posteriormente forjaría con esfuerzo y dedicación su clínica particular Corpus & Rostrum, pionera y referente de la cirugía estética en el país.

Nunca se detuvo en sus conocimientos, en seguir explorando y poner al servicio de las personas nuevas técnicas y por eso, trajo al país la implementación capilar, otra tendencia que rápidamente le valió reconocimientos y que lo llevó a inaugurar su clínica Crece Hair Center.

Volviendo a la persona, es indiscutible su legado, su profesionalismo, pero más importante su altruismo, que lo hizo el familiar más querido de los Triana López, que siempre veló por los suyos con mucha generosidad. Era una persona seria, de talante pero bondadosa. 

El recuerdo seguirá intacto y de esa manera con su sonrisa espontánea, fiel reflejo de como lo llamaba su mamá, mi abuelita Lilí, carlitos vivirá en nuestros corazones como hijo prodigio.

NICOLÁS VARÓN TRIANA

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