Escuchemos a la comunidad de la miel

Liliana Ángel Castaño

Hace cerca de veinticinco años llegaron al Tolima setenta familias desplazadas del Cesar a las que el Estado albergó en cerca de 600 hectáreas en La Miel. Como parte de un acuerdo, años más adelante ellos cedieron un terreno aproximado de 67 hectáreas al Estado para la adecuación de un “Parque Industrial de Residuos Sólidos”.
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Lo anterior los eximía del copago que debían hacer para comenzar una nueva vida en el Tolima.  La Miel hoy alberga más de 120 familias.

Ahí empezaron los problemas para esta comunidad. En primer lugar, además del desplazamiento forzado y los constantes recortes en el suministro de agua, tuvieron que ajustarse a la cultura tolimense. Sin embargo, el problema mayor surgió cuando entendieron que el “Parque Industrial de Residuos Sólidos” era realmente un relleno sanitario. Un lugar que no solo iba a recibir nuestros desechos diarios como municipio, sino que también allí se depositarían los de otros seis municipios del Tolima: Rovira, Cajamarca, Valle de San Juan, Piedras, San Luis y Alvarado. Estos se traducen en cerca de 370 toneladas diarias de residuos. Hagan cuentas.

El problema no es el relleno sanitario, ni la calidad en su operación. El problema son las externalidades que se generaron cuando este se implementó en la zona de amortiguación de la comunidad. Según información de Semana Rural, el exdirector general de Cortolima del 2018, señalaba que “… la corporación ha sido muy rigurosa en la vigilancia de los requerimientos ambientales…”. También, que el Ideam no había evidenciado desfases en las operaciones y que el relleno era uno de los más organizados del país.  

La situación real es diferente. Son muchos los camiones de basura que diariamente derraman lixiviados por toda la vía hacia el relleno. La mezcla de gases que se producen de la descomposición de los residuos genera olores invasivos imposibles de evadir. Además, aparecen vectores nocivos para la salud humana como la mosca negra, los piojos, garrapatas, pulgas y ratas, así como la procesionaria del pino que, junto con los caracoles africanos, se consideran plagas que también afectan los cultivos de la comunidad.

Hoy, cuando la pandemia es un actor determinante y las protestas contra el Estado se han hecho bastantes visibles, los habitantes de La Miel se unen para también luchar por su causa y es justo que la ciudadanía se solidarice con una comunidad que recibe los residuos diarios de seis municipios del Departamento. ¿Alguna vez se ha visto usted cocinando mientras los roedores pasean por la sala? O ¿Ha tenido que esperar su única ruta de transporte público mientras soporta olores desagradables? 

La discusión puntual involucra a Interaseo S.A. como empresa responsable. Es necesario que ponga en marcha objetivos y acciones para mitigar las externalidades que ya se sabe que se generan como consecuencia de las actividades en sus operaciones y que avance en un compromiso social como empresa para la comunidad que habita en las inmediaciones del relleno sanitario.

LILIANA ÁNGEL CASTAÑO

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