Otro globito al aire

Alberto Bejarano Ávila

Por esta época de balances personales y sociales del año que acaba y de sueños y propósitos para el próximo, coinciden dos informes aislados de programas que deberían sincronizarse, pues uno, “Ibagué Cómo Vamos”, se ocupa del examen retrospectivo o del pasado y el otro, la “Visión Tolima”, se ocupa de la formulación prospectiva con enfoque al año 2050.
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Aunque no es cierto, podría creerse que en el Tolima se cumple fielmente el método de evaluar con rigor el pasado para definir y convenir estrategias para construir el futuro y, por tanto, que los dos programas atrás mentados alimentan la identidad, la objetividad, el sentido criticó y la visión del futuro, exigencias básicas para hacer posible que surja una consciente sinergia ciudadana para alcanzar el desarrollo tolimense.

Para ahondar en el tema debo reconocer el compromiso y profesionalismo de los equipos humanos que  en el Tolima se ocupan de la retrospectiva y la prospectiva, pues los informes dados por “Ibagué Cómo Vamos” y la “Visión Tolima” revelan saberes funcionales que en sí mismos no son objetables y por ello en este corto texto me atrevo a proponer a expertos e instituciones mentoras que engranen o sincronicen estos dos programas con sujeción a dos premisas cardinales: Una; el atraso del Tolima es indigno e inaceptable y por ello el cambio debe empezar ya. Dos, esa histórica tarea exige que la técnica (los técnicos) sea instrumento del obrar político ético, informado y perspicaz que en el Tolima solo surgirá de una ideología regionalista crítica, disruptiva y territorialmente totalizante.

Se notará que uno de los programas se ocupa de Ibagué y otro del Tolima y ello riñe con la construcción de una visión totalizante del futuro regional y por ello “Ibagué Cómo Vamos” tiene que hacer ajustes difíciles si dependiera de una matriz metodológica extraña al Tolima que debe cambiar para que la nueva metodología permita un amplio diagnóstico territorial que de luces para cambiar el rumbo, pues solo ello garantiza que la “visión Tolima 2050” no esté infectada de tantas farsas y vicios que forjaron el presente y, de otra parte, además de “fotografiar” índices socioeconómicos, debería “instalar sensores críticos” para reconocer las causas y obstáculos por los cuales los índices nunca dan visos de mejoría o porqué cuanto fue proyectado en las visiones anteriores terminó siendo inoficioso.

En la política espuria y “de corto vuelo” lo técnico siempre será un distractor y así visiones, metas y estrategias que emanan del saber y la ciencia nunca serán faro de gobernanza, pues el interés ególatra y venal es antítesis del interés común. Porque solo la autonomía permite la crítica creativa que es inherente al proceso de cambio, analistas y prospectivistas deben ser autónomos y no obedecer al “poder político de turno” y de ahí mi propuesta de fusionar la “Visión Tolima” con “Ibagué (Tolima) cómo vamos” para instituir el autonómico “Colegio Rector del Desarrollo” o “centro de pensamiento” que enriquecerá ideológicamente a todos quienes tienen honesto interés en la transformación del Tolima.

 

 

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ALBERTO BEJARANO

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