Cambio de época

Augusto Trujillo

La expresión época de cambios, que solía tenerse por lugar común, se volvió una de las dos caras de la moneda que, por la otra, dice: “Cambio de época”. En la historia ha habido muchas más épocas de cambios que cambios de época. En aquellas, la política funciona como el arte de lo posible; en estas, como la ciencia del gobierno. En ambas, enseña no solo a manejar disensos, sino a construir consensos. El gran mensaje dejado por el siglo XX, y bastante mal asimilado por el siglo XXI, es que la política es el sustituto de la guerra.
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En las épocas de cambio los procesos sociales modifican su ritmo, pero en los cambios de época, modifican su rumbo. Hay cambio de época cuando se alteran, en forma cualitativa y simultánea, relaciones de poder, relaciones de producción, formas de pensamiento y formas institucionales. Son transformaciones que se dan en la política, en la economía, en la cultura, en el derecho, generalmente precedidas de presiones de grupos de interés o de movilizaciones sociales. Según el filósofo español Daniel Innerarity, los sistemas políticos del siglo XX, no pueden gestionar la complejidad del presente siglo.

América ibérica es un crisol étnico cuya historia moderna fue producto en un cambio de época. Sus colonizadores montaron un estado-centrismo que asumió la homogeneidad en donde nada era homogéneo. A los países de la región se les impusieron principios ajenos e instituciones extrañas, por lo cual crecieron con su centro de gravedad situado afuera. Esa es su tragedia. Aquí no funcionan las clásicas recetas liberales de las revoluciones del siglo XVIII, pero tampoco las de las revoluciones marxistas del siglo XX, ni siquiera ahora, vestidas de socialismo del siglo XXI. Es necesario construir nuevos paradigmas.

El sociólogo alemán Ulrich Beck anota que las nociones de cambio de que dispone la sociología son evolución, revolución y transformación. Sin embargo, lo que está viviendo el mundo, en esta centuria que comienza, no es ninguna de esas tres cosas. Es una metamorfosis: Algo mucho más radical que pone de presente cómo las viejas certezas de la sociedad moderna se desvanecen en medio de la irrupción de algo completamente nuevo. Es una especie de cambio de cosmovisión en el seno de la sociedad.

Beck agrega que, así como Galileo descubrió que el sol no gira alrededor de la tierra, sino al revés, el siglo XXI enseña que el mundo no gira en torno al mismo estado-nación que conoció el siglo XX, sino alrededor de un eje cosmopolita. En él los estados-nación no desaparecen, ni se disuelven, pero se convierten -necesitan convertirse- en algo distinto para poder sobrevivir. Esas metamorfosis son propias de los cambios de época: Hoy no sirve cualquier sistema de seguridad social, ni cualquier reforma tributaria, ni cualquier reglamento laboral.

Una crisis, con pandemia de por medio, no se supera sin un nuevo pensamiento. Durante las últimas décadas, aquí se han hecho reformas para que todo siga igual. Tiene razón Innerarity: La compleja realidad del siglo XXI no cabe en las instituciones simples del siglo XX. Pero como los hechos son tozudos, lo que hay que ajustar no son las realidades sociales sino las instituciones políticas. No sé en qué momento alguien se topó con una frase muy ilustrativa: “Cuando al fin teníamos todas las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas”. Eso está ocurriendo hoy en Colombia. Quizás en toda América Ibérica. Es un cambio de época.

AUGUSTO TRUJILLO MUÑOZ

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