La Ministra de Agricultura Jhenifer Mojica, ha señalado recientemente – de manera políticamente correcta – la urgente necesidad, aplazada por décadas, de construir paz en el campo.
Buenas noticias para la paz en Colombia. A través de importantes medios de comunicación nacional, se informa que el gobierno de Gustavo Petro y las disidencias de las Farc- Ep, suscribieron un protocolo de cese al fuego bilateral, que arrancó justamente con el inicio de este año - el 1 de enero- e iría hasta el 30 de Junio.
Triste la noticia del reciente fallecimiento del General Luis Alberto Gómez Heredia, en Bogotá. En el Tolima, y en especial en la ciudad de Ibagué, se le recuerda como impulsor en la teoría y en la práctica del concepto de seguridad ciudadana como un derecho fundamental que, en su condición de bien público, propicia las condiciones para la vida en convivencia y en paz de las personas y la sociedad.
En varias oportunidades hemos tratado en esta columna, el tema un poco tedioso –política y periodísticamente – de la importancia de persistir en la existencia, validez y pertinencia de las concepciones políticas de izquierda y derecha. Sobre todo, en el panorama político nacional.
Augusto Trujillo Muñoz, acaba de publicar en su columna semanal en El Nuevo Día titulada “La Tolimensidad”, una breve y didáctica visión académica sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestra región. Ojalá más temprano que tarde, nuestro inefable Maestro, continúe profundizando académicamente sobre este interesante y vital tema regional.
La propuesta de “Paz Total”, del Presidente Petro ha arrancado bien. Y su mensaje con tinte bíblico de “No matar, no desaparecer, no torturar”, parece que ha sido acogido -ahora, y quizás en mucho tiempo- por 10 actores armados, que enlutan y desangran la nación. Ojalá ese propósito de paz y convivencia se mantenga, consolide y profundice. Colombia lo reclama con urgencia.
El escritor y analista político León Valencia en su reciente obra “La izquierda al poder en Colombia” resalta la siguiente oración, por demás hermosa y cargada de esperanza, de un líder político nacional, comprometido con la paz en Colombia:
El diablo, es un personaje de moda en el Tolima. Está rondando sigilosamente varios escenarios de la región. No sólo los acostumbrados de susto, miedo y misterio, sino también los académicos. La semana pasada -por ejemplo-, el profesor Julio César Carrión presentó en la Biblioteca “Darío Echandía” su más reciente investigación, “La impronta de Diablo en la mitología del Progreso”, un documentado y serio estudio sobre este interesante y recóndito asunto.
Soplan buenos vientos de unidad regional en el Tolima. Se sienten nacionalmente en las esferas legislativas. Y regionalmente, en importantes espacios institucionales, gremiales, sociales y participativos. A muy buena hora. Ojalá se concreten en propuestas de desarrollo integral para la región. Hace pocos días, todos los congresistas del Tolima firmaron un histórico compromiso en el que se obligan a trabajar juntos por el departamento, sin importar diferencias o intereses políticos.
En la reciente transmisión de mando de la Policía, -encabezada por primera vez en la historia nacional por el propio Presidente de la República- Gustavo Petro se refirió en su intervención al asunto conceptual de la seguridad. En esta ocasión, sobre el tema específico de la “seguridad humana”, precisando –de entrada- que no era un invento suyo, sino “un tema de discusión mundial”.