El Crecimiento Responsable

Carlos Eduardo Lagos

En esta segunda entrega hablaremos del postulado del Historiador Jorge Enrique Esguerra quien afirma que una de las polémicas más fuertes en este primer mes del gobierno de Gustavo Petro se ha centrado en las declaraciones de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, con relación al futuro de la producción energética nacional. Y como estas las ha enmarcado dentro del ideario del decrecentismo, teoría que respalda la crítica del paradigma del crecimiento económico, se refirió al nexo que puede existir entre esa concepción filosófica con lo que propuso Gustavo Petro en campaña, así como con lo que la misma Ministra está diciendo.
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Por eso, lo primero, hay que señalar que la Ministra no es una rueda suelta en el engranaje gubernamental. Que a pesar de que en realidad han existido roces con el Ministro de Hacienda en el sentido de que este ha dicho que “hay que seguir exportando petróleo y buscar más gas”, hasta ahora se impone la visión de Petro, que coincide con la de Francia Márquez y su lema “para vivir sabroso”, en total sintonía con las teorías posmodernas.

Es necesario, entonces, esclarecer cuál es la responsabilidad que le cabe a los países en la tarea de reducir la contaminación, porque no es la misma la que le corresponde a un país industrializado, que produce grandes cantidades de CO2, porque crece sin medida y es un victimario del calentamiento global, a un país con escasísimo desarrollo industrial como Colombia, que solo produce el 0.4% de esos gases a nivel global y es una víctima del desastre ambiental. Esto es clave porque en la concepción del presidente y de su Ministra de Minas parece no existir esa diferencia, como si no hubiera líneas divisorias entre potencias y países empobrecidos.

Ya hemos oído a Petro en campaña, basado en los datos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), exclamar lo siguiente: “No soy yo el que digo que el petróleo y el carbón lleguen a su final, es el mundo”, para justificar su posición en el sentido de dejar de explorar y exportar esos recursos fósiles, a los que la Ministra ahora le agregó el gas, acotando que si este se acaba será importado desde Venezuela, argumento que comenzó la crítica a su gestión ante lo desacertado e irresponsable de su propuesta. En el fondo piensa el profesor Esguerra que terminaremos comprando el gas es a los EE.UU., como les tocará a los europeos tras el conflicto en Ucrania, dada la imposibilidad de utilizar el oleoducto de PEDEVESA por sus daños estructurales.

De ahí viene la teoría del decrecimiento de Petro que proviene de lo que se propuso hace 50 años en los países desarrollados dentro de la corriente posmoderna, como alternativa para afrontar la crisis de la modernidad. Lo inicuo es que, mientras esos países, que son los principales responsables de la crisis, que nunca la acataron y se negaron a hacerlo por ser fieles al modelo depredador monopólico, Petro la asuma como responsabilidad mesiánica global, poniendo al país en el mayor de los riesgos económicos posibles.

Lamentablemente dependemos, lo que no debería ser así, de los ingresos que provienen de la exportación de carbón, gas y petróleo, de los que más de la mitad de esos ingresos (el 54 %) hacen parte del total de las exportaciones y para reemplazarlo por los ingresos del sector turístico ya lo expresó el profesor Aurelio Suárez si el gasto en el servicio por cada turista es de 1.200 dólares, de lo que puede estimarse que, para reemplazar al menos 20.000 millones de dólares de exportaciones minero-energéticas, deberían venir 17 millones de personas más, que, agregados al flujo actual, da un total de 21 millones año. Ósea Sextuplicar lo de hoy, que exige crecer la inversión en infraestructura y demás servicios. Una utopía.

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CARLOS LAGOS

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