Con esos amigos…

César Picón

Que el acto principal de la visita del Presidente Duque a Ibagué haya sido la demolición de una casa de expendio de drogas es una ofensa para la sociedad tolimense. Que no tenga nada que venir a decir en relación a los problemas que más aquejan estas tierras como son el desempleo, la creciente pobreza y la escasez de recursos para concretar proyectos que fortalezcan la competitividad de la región, es la clara muestra que no existe un compromiso real del Gobierno Nacional para ayudar a cumplir los planes de desarrollo territoriales y que no tenemos una clase política organizada que exija con contundencia respuestas de fondo a las necesidades que tenemos en la región y que haga seguimiento a los compromisos pactados.
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Hace más de un año el Presidente vino a hacer un “show” similar cuando puso la primera piedra de una obra (el Coliseo Mayor) que a estas alturas no ha iniciado. En ese entonces tampoco se comprometió con nada, lo único fue la firma del Sistema Estratégico de Transporte Público que venía en trámite desde la Administración anterior y ya había surtido todas las etapas para su aprobación. En esa visita (febrero de 2020) el Alcalde le solicitó recursos para la terminación del acueducto complementario y la puesta en funcionamiento del Panóptico, después de un año nada de nada.

Habiendo varios escenarios deportivos sin financiación, dos obras estratégicas para la movilidad de Ibagué como son la Avenida Carrera 13 y la Calle 103, que tampoco cuentan con recursos, varios municipios del Tolima que aún se comunican por trochas, incontables kilómetros de vías terciarias en deplorable estado, decenas de miles de ciudadanos sin empleo y por debajo de la línea de pobreza, entre muchas otras necesidades, no se compadece que toda una visita presidencial termine con anuncios de poner cámaras de vigilancia y crear un equipo especial integrado por 15 unidades del Gaula para “garantizar la seguridad”. Francamente un despropósito.

Nuestros gobernantes y en especial los congresistas del Tolima deberían haber mostrado su descontento ante ese denuesto. Ellos, que casi todos son aliados políticos del uribismo y le respaldan todas las iniciativas en el legislativo, deberían estar en capacidad de exigir respuestas concretas por parte del Gobierno ante las necesidades reales de la región. Pero por el contrario, si todos entran a aplaudir un insípido espectáculo de tomarse unas fotos mientras una máquina tumba un par de casas, simplemente están ratificando que hay mucho que replantear en cuanto a la representación de los tolimenses en las instancias nacionales. 

Se va acabando este gobierno uribista y por las tierras tolimenses no quedará mayor legado, pese a que obtuvieron una amplia ventaja en términos electorales en Ibagué y el Tolima, que nuestros congresistas -con excepción del Liberal Ángel Gaitán- acompañan y respaldan irrestrictamente ese Gobierno y que nuestros gobernantes son del Partido de la Vicepresidenta de la República. Con esos amigos para que enemigos.

Puya: descalificar con epítetos peyorativos a los opositores solo demuestra debilidad y falta de argumentos. El ejercicio del control político es un deber que tienen los concejales y no debería motivar respuestas salidas de tono por parte del Alcalde. Bienvenido el debate, pero con altura y respeto.

CÉSAR PICÓN

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