Razones para la esperanza

César Picón

Termina un año convulsionado y difícil. El efecto duro y prolongado de haber apagado los motores de la economía durante la pandemia está pasando factura a nivel global.
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La guerra entre dos países lejanos ha producido efectos directos en las economías de tantas naciones. En lo doméstico, la pugnacidad política por las elecciones presidenciales y legislativas, la desbordada inflación, el dólar por las nubes y una ola invernal con efectos devastadores.

No obstante aquí seguimos, resilientes y corajudos, esperando que el año nuevo traiga un panorama mucho más alentador. Aquí algunas razones para la esperanza.

En Colombia el salario mínimo subirá el año entrante el 16 %, más de cuatro puntos por encima de la inflación acumulada hasta noviembre de este año que alcanzaba casi el 12 % (una barbaridad), significa que habrá un aumento real del poder adquisitivo de los trabajadores que, aunque insuficiente, al menos permitirá amortiguar la continua alza de precios. Otras medidas que está tomando el nuevo Gobierno para navegar en medio de la crisis pueden contribuir a mejorar el estado de ánimo de los bolsillos colombianos: el precio del Soat para motos se redujo a la mitad; se instaló un subsidio para los fertilizantes que permitió que entre noviembre y diciembre de este año decenas de miles de productores compraran insumos para la producción más baratos, y como efecto se espera que para el primer semestre del año entrante disminuya el precio de los principales alimentos de la canasta familiar; también el Gobierno tramita un proyecto para desligar el porcentaje de incremento del salario mínimo como referente para determinar el precio del Soat, el copago o cuotas moderadoras de las EPS y los aportes a pensiones que deben hacer los trabajadores. 

También se espera que con la entrada en operación de Hidroituango las tarifas de energía en Colombia disminuyan en al menos un 5 %; además, se esperaría que con el llamado del presidente a bajar las tasas de usura, pero, sobre todo, con su propuesta de abaratar la tasa de interés de la banca pública (Banco Agrario), se estimule la competencia para que los bancos comerciales respondan con una disminución de las tasas, lo que en últimas beneficiaria la inversión y la dinámica económica.

La reforma tributaria traerá recursos frescos para la inversión social que producirán efectos inmediatos y otros de mediano y largo plazo. Se iniciará la construcción de acueductos, colegios y universidades, para que también las zonas marginadas tengan acceso a los servicios básicos que les permita generar condiciones de progreso; se comprarán 3 millones de hectáreas actualmente improductivas para que entren a producir alimentos y disminuyan la dependencia de las importaciones con un dólar altísimo; también habrá una inversión histórica en vías terciarias que permitirá incrementar la competitividad del sector. 

Que la búsqueda de la paz total prospere y podamos alejarnos de las violencias históricas que han entristecido por décadas a nuestro país. Y que todas las reformas que vengan traigan justicia, equidad y prosperidad para las familias colombianas.

Buenos augurios para el 2023.

 

 

 

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CESAR PICÓN

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