¿De qué te ufanas?

César Picón

Ciertamente al Tolima no le ha ido tan bien durante los últimos años como lo vocifera quien ha estado al frente del poder. La retórica, escritos y discursos pueden con todo, menos con ocultar o cambiar las realidades que se evidencian en los indicadores objetivos del desarrollo. Basta una mirada a las estadísticas oficiales para comprobar las grandes brechas entre lo que dicen y lo que hacen.
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Al año 2021, 4 de cada 10 tolimenses se encontraban en condición de pobreza monetaria (618.000 personas vivían con menos de 354.000 pesos al mes) y 2 de cada 10 estaban en condición de pobreza extrema (más de 194.000 tolimenses sobrevivían con menos de 161.000 pesos al mes), también conocida como situación de indigencia. Si vamos a comparaciones, en 2016 recibieron el indicador de pobreza monetaria rondando el 40 %, y al 2021 lo llevaban en el 43.2 %, a la espera de las estadísticas de pobreza del año 2022.

En términos de educación, otro indicador clave del desarrollo, la situación no es mejor. Desde el año 2017 los resultados de las pruebas Saber 11 para el Tolima vienen cayendo de forma continua. El promedio para los 46 municipios (excluido Ibagué) de la prueba que determina la calidad educativa estaba en 242 puntos para el año 2017, cayó a 238 en 2018 y así sucesivamente hasta llegar a 231 puntos en el año 2021, aunque repuntó en el año 2022, estuvo 18 puntos por debajo del promedio nacional. Cabe decir que desde el año 2014 los estudiantes del grado undécimo de los colegios públicos del Tolima no alcanzan en promedio los 250 puntos. Recuerdo que mucho escribí sobre la falta de voluntad política para retomar de manera temprana la presencialidad en las instituciones educativas del Tolima luego de la fase de aislamiento de la pandemia, desafortunadamente fuimos de los últimos en volver a las aulas y ahora se refleja en bajísimas puntuaciones.

En términos de salud también hay para preocuparse. Aunque se supone que la salud es una de las banderas del actual gobierno, el Tolima es el tercer departamento del país con la mayor tasa bruta de mortalidad (año 2021), solamente superado por Nariño y Quindío. Enfermedades cerebro vasculares y respiratorias crónicas están dentro de las principales causas de mortalidad; una política amplia de salud preventiva podría contribuir a disminuir la incidencia de dichas enfermedades, pero todo lo contrario hacen cuando solo invierten en ampliar la capacidad de atención para entregar los servicios de salud a terceros privados. Parece que nunca escucharon el adagio “mejor prevenir que curar”. La mortalidad materna, el suicidio, el VIH y la desnutrición infantil también presentan cifras perturbadoras.

En lo económico la situación es mediocre. La tasa de crecimiento del producto interno bruto del departamento se mantiene por debajo del promedio nacional, demostrando que vamos colgados frente a las expectativas de recuperación económica postpandemia. A manera de contexto, 23 departamentos (incluida Bogotá) superan el crecimiento del PIB del Tolima: mientras que este último presenta una tasa de crecimiento de 1.7%, el promedio nacional está en 2.9% y, para colmo, los otros 3 departamentos del eje cafetero presentan una tasa igual o superior al 5%. La tasa de desempleo para el año 2021 es próxima al 17%, siendo la más alta de los últimos 10 años en el Tolima, con excepción del año de la pandemia (2020).

Con la pobreza al alza, bajo nivel educativo, escasos resultados en salud y bajo desarrollo económico, dime, ¿de qué te ufanas, Barreto?

 

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CESAR PICÓN

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