La fuerza gravitatoria del absurdo

Seis años atrás Elon Musk ejecutó una de las maniobras publicitarias más estrafalarias de las que tengamos memoria con ocasión del vuelo inaugural del Falcon Heavy, el cohete reutilizable fabricado por su compañía SpaceX: introdujo su propio carro, un Tesla Roadster rojo, como polizón cósmico dentro de éste, le ató un maniquí de astronauta al volante y lo liberó en el espacio donde, hasta la fecha, continúa orbitando a velocidades estelares por la Vía Láctea. Espectacularidad aparte, lo realmente importante fue la leyenda “Don’t Panic” (“No se Asuste”) que Musk hizo grabar en una pequeña pantalla junto al tablero de control del auto, una ingeniosa referencia literaria que ahora surca las estrellas.

Elogio de la novela larga

Aquellos afortunados poseedores del don de la oportunidad que hace ya casi una década hayan tenido la suerte de hacerse con una copia de “¡Boom!” de Mo Yan, Nobel de Literatura 2012, cuando esta comenzó a distribuirse en Colombia, se habrán encontrado por sorpresa con un fascinante prólogo titulado “Defender el Honor de la Novela”.

Y eso pasa por tener prisa

Francamente, espero que, hacia la página 120 de “La Luz que No Puedes Ver”, a todos los lectores les haya asaltado la misma inquietud que a mí en su momento: a Netflix le iba a ser tremendamente difícil adaptar esta historia en tan sólo cuatro episodios.

Lo que la celulosa sabe

Ya hace casi 20 años de aquello. En St. Louis, justo al inicio de la clase de matemáticas, nuestra profesora anunció que nos tenía preparada una sorpresa. Sabedora de que el tema de las parábolas no era particularmente emocionante para ningún adolescente, decidió echar mano de la tecnología para inspirarnos.

Lo que la celulosa sabe

Ya hace casi 20 años de aquello. En St. Louis, justo al inicio de la clase de matemáticas, nuestra profesora anunció que nos tenía preparada una sorpresa. Sabedora de que el tema de las parábolas no era particularmente emocionante para ningún adolescente, decidió echar mano de la tecnología para inspirarnos. Entonces, el conserje entró empujando una curiosa estructura cableada de la que colgaban en suspensión energética 30 portátiles de visos púrpuras y una incandescente luz LED azul, una destellante notificación de que estaban vivos. Aquel fue mi primer contacto con el uso de pantallas en las aulas, la promesa de un futuro donde los microchips harían del papel un nostálgico recuerdo de un tiempo pasado anterior.

Aprender a decir adiós

No les mentiré, abordé con muchísimo escepticismo la lectura de “Las Garras del Águila”, séptima entrega de la serie Millenium que iniciaría por allá en 2008 con “Los Hombres que No Amaban a las Mujeres” del difunto Stieg Larsson, por culpa del final tremendamente gris con el que David Lagercrantz cerró la segunda trilogía en “La Chica Que Vivió Dos Veces”. 

Y así también vale

Está siendo una temporada de huracanes para los premios literarios en España.

Caleidoscopio identitario

Los libros de Jon Fosse están cotizados al alza desde que en octubre pasado la Academia Sueca le concediera la tan codiciada inmortalidad literaria con el Premio Nobel de Literatura. En aquellos primeros días sus obras esenciales fueron difíciles de encontrar, tanto en la sección de novedades de las librerías como en el mercado secundario, donde los especuladores que apostaron por sus letras con anterioridad a dicha consagración pretendían sacar tajada atraídos por tamaña oportunidad. Por suerte, la joven editorial De Conatus ha estado a la altura del desafío, como el año pasado lo estuvo Cabaret Voltaire con el nombramiento de Annie Ernaux, y ahora toda Hispanoamérica podrá disfrutar de este gran autor.

Hacia la evanescencia

Algunas veces, y la mayoría de ellas sin quererlo, uno deja atrapados a ciertos autores que le llaman la atención en el limbo nebuloso de la no lectura simplemente porque sí.

LA DOLOROSA EFIMERIDAD DEL LECTOR

Algunas semanas atrás, Amylkar Acosta, aquel político con alma de literato, compartió con todos sus asiduos lectores la decisión de donar al Banco de la República los 5.000 tomos que componen su biblioteca personal.