En Ambalema están pasando cosas

Columnista Invitado

En Ambalema están pasando cosas repudiables. La falta de voluntad y el exceso de corrupción de su dirigencia política están convirtiendo a este municipio del norte del Tolima, protagonista de la economía y la cultura de la región durante siglo XIX, en un hervidero de problemáticas desde el punto de vista social, económico, geográfico, ambiental y cultural.
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Desde hace un par de años, en varias ocasiones, El Nuevo Día y otros medios regionales han venido informando sobre el deterioro, la negligencia y la incompetencia que gobiernan en Ambalema, a pesar de que hay una administración local y departamental elegidas para hacerlo. Una visita basta para corroborar el lamentable estado del patrimonio arquitectónico y cultural de este municipio, representado en construcciones emblemáticas como la Casa Inglesa, la Factoría de Tabaco y el Templo Antiguo. 

Una visita que, desde hace dos meses, implica casi dos horas más de trayecto por tierra, debido a la incapacidad de las autoridades regionales para solucionar, además de la crisis en seguridad pública y en provisión de servicios públicos domiciliarios, el colapso del puente en la vía Palobayo, la principal conexión con Ibagué.

Una visita que hace más cincuenta años era posible en tren, desde La Dorada, o ferry, sobre el río Magdalena. Hoy, recorrer Ambalema es evocar a Octavio Paz: “La arquitectura es el testigo insobornable de la historia”.

Y aunque parezca contraintuitivo, en Ambalema también están pasando cosas esperanzadoras. En 2011, la unión de algunos pobladores, casi todos foráneos pero con lazos entrañables con este lugar, dio vida a la Fundación Ambaviva. Junto a aliados estratégicos, como el Ministerio de Cultura, la Organización Pajonales y la Universidad de Ibagué, la fundación se ha convertido en la principal defensora de la riqueza arquitectónica de Ambalema, con la intención de generar propuestas que contribuyan no solo a conservar y salvaguardar los bienes patrimoniales, sino al mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad y la biodiversidad ambalemuna. 

Un caso que trae a colación varios planteamientos de la filósofa M. Nussbaum: la democracia requiere de ciudadanos activos y con pensamiento crítico sobre la realidad; una ciudadanía con capacidad de agencia. De tal manera, Ambaviva representa una unión necesaria y ejemplarizante en nuestra sociedad, especialmente para aquellos lugares en donde los políticos, nuestros representantes electos, son el problema y no la solución (es decir, casi todo el país).

Del 10 al 18 de septiembre, gracias a la gestión de Ambaviva, Ambalema celebra una nueva edición de la Semana Cultural y del Patrimonio, bajo el lema: ‘Este río Magdalena que corre por mis venas’. Se trata de un homenaje, a través de actividades educativas, lúdicas y culturales, al río que hizo posible esta población y toda Colombia. Por tanto, quise aprovechar este espacio para poner el foco sobre un lugar histórico, biodiverso y maravilloso de nuestro Tolima, y animarles a visitarla, recorrerla y quererla. Mientras en Ambalema sigan pasando cosas, buenas cosas, debemos apoyarla y permitir que viva.

 

PAULA DELGADO

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