La era de los Live

Darío Ortiz

La mañana del 17 de enero de 1991 el mundo conoció una manera nueva de ver las guerras cuando la cadena CNN transmitió en directo el inicio de la Primera guerra del Golfo. Fue el triunfo de la televisión por cable y los canales de noticias 24 horas.
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Diez años más tarde con la segunda guerra del Golfo, trasmitida desde tanques y aviones de guerra como un juego de vídeo, le tocó el turno a la contraparte pues la cadena de noticias Al Jaazera mostró todo aquello que no habíamos visto en la primera: el bando de los perdedores; evidenciando el sesgo de lo transmitido en ese momento por los canales de la coalición vencedora. 

Ahora con la popularización de los celulares con cámara y el mundo de las redes sociales, el monopolio de la información de los gobiernos y los grandes conglomerados, con su verdad oficial, llegó a su fin; porque surgió una nueva era que, seguramente con el tiempo, dirán que triunfó durante el Estallido Colombiano. 

Miles de celulares a lo largo y ancho del país han emitido los acontecimientos desde el lugar de los hechos y desde diferentes puntos de observación y vista. Lo han hecho en directo a través de lives o lo han publicado minutos mas tarde. Todos graban y transmiten; desde congresistas y concejales, hasta policías y militares. Graban las cámaras de seguridad de las calles, graban a través de sus ventanas los habitantes de las ciudades y quienes están en medio de las marchas, las balas y los enfrentamientos. 

Esos vídeos, que los hay por miles, han mostrado todo. El robo organizado de televisores en los grandes almacenes, el criminal intento de quemar los policías en los CAI, La destrucción de los bancos, el daño de carros por parte de la Minga Indígena, el apuñalamiento de algunos policías y las misteriosas presencias de gente armada que dispara de entre los manifestantes, así como el ataque de civiles a la Misión Médica y a la Minga.

Han mostrado todo, como los chalecos volteados de la policía, el reiterado ataque del Esmad a las manifestaciones pacíficas, o el helicóptero de la policía que aterriza en un colegio violando los protocolos de Ginebra. Se han filmado policías de civil que infiltran las marchas, que disparan a la multitud, que son detenidos por la guardia indígena en vivo y en directo. Hemos visto el asesinato por balas del estado de jóvenes desarmados en lives de famosos influencers y cientos de disparos con arma de fuego de la fuerza pública contra la gente, como si cazaran conejos. Represión, abuso de la fuerza y violaciones de derechos humanos en vivo como nunca antes se había visto. Todo negado y minimizado por quienes pretenden manejar la información y por una Colombia ilusa que justifica la masacre, reproduce conscientemente fake news, intenta inventarse conspiraciones y echarle la culpa a los venezolanos o a los indígenas que no consideran ciudadanos. 

Pero quienes transmiten al calor de los hechos desde todos los bandos saben que el mundo entero sacará sus propias conclusiones de esos vídeos que se comparten en millones de cuentas, porque ha triunfado la era de los live.

DARÍO ORTIZ

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