Ni una línea de twitter

El martes pasado, un joven desquiciado disparó en una escuela primaria en Texas matando a 19 menores y a tres adultos, un hecho terrible que se suma a una larga lista de tragedias similares e inexplicables en las escuelas norteamericanas. Pocos minutos después el presidente Iván Duque, que para variar se encontraba de gira, lamentó la masacre en Texas a través de su cuenta de Twitter.

No es mamertismo

Muchos creen, porque así se han encargado de hacérselos creer, que viene el monstruo del comunismo, el triunfo del demonio, y que todo aquel que apoye un cambio está en la orilla de la barbarie: es un mamerto irredento. Sin embargo, la gran mayoría de quienes van a votar por las opciones de cambio, apoyando desde Hernández hasta Petro, pasando por Fajardo, simplemente están inconformes como ha sido conducido y manejado el país. Y no porque sean expertos en política o macroeconomía, sino porque lo perciben en la vida diaria, porque el mal gobierno se siente hasta en el estómago.

El peso de la verdad

Con la misma ingenuidad que hace poco más de treinta años grupos de jóvenes entusiastas promovimos la séptima papeleta buscando un cambio constitucional, que asegurara una mayor participación ciudadana en la vida nacional y el respeto por derechos fundamentales en un país que para entonces solo tenía privilegios para unos y deberes para otros; el gobierno de Santos y la guerrilla más vieja y numerosa de América Latina hicieron un acuerdo de paz poniendo por condición abrirse a la verdad de tantos años de conflicto, por difícil que esta resultase.

Lejos de sus deberes

En un hecho sin precedentes, durante la primera audiencia pública de reconocimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz, vimos las escalofriantes declaraciones de un pequeño grupo de militares que participaron directamente en crímenes de guerra y de lesa humanidad como son las ejecuciones extrajudiciales eufemísticamente llamadas falsos positivos. La manera de actuar, las motivaciones y los mecanismos usados fueron narrados por los militares que reconocieron sus errores y pidieron perdón a las víctimas, en una mezcla de arrepentimiento y valor que esperamos que tenga también la cúpula de las FARC, del 31 de mayo al 2 de junio, cuando les toca el turno de admitir sus culpas en la primera audiencia pública sobre el secuestro.

El milagro editorial

Con los ahorros de sus escasos sueldos de maestros normalistas, dos jóvenes escritores reunieron algunos cuentos de su autoría y a falta de un editorial bogotano que les diera la oportunidad de ser leídos, decidieron financiar la publicación de un libro que llamaron “Las primeras palabras”. Tres mil ejemplares que vendieron mano a mano en una ciudad que carecía de librerías y donde escaseaban incluso los estantes para guardarlos en las casas; porque la lectura podía interrumpir el letargo de la larga siesta comenzada en la colonia, al ritmo de pasillos y bambucos. A esa ópera prima de los hermanos Pardo, Carlos Orlando y Jorge Eliécer, les siguió otro libro de cuentos de Eutiquio Leal, autor veterano que ya había publicado y de Germán Santamaría que se perfilaba como uno de los grandes cronistas de Colombia. Luego vinieron más libros de cuentos, de poesía y novelas, muchas novelas, entre biografías y libros de historia y de arte.

La democracia en peligro

Desde hace mucho tiempo se dice que la democracia Colombiana está en peligro, que fuerzas oscuras quieren subvertir el orden constitucional de la que presumen es la democracia más antigua de América Latina, porque no tenemos un dictador desde 1958 cuando liberales y conservadores decidieron repartirse el poder, la burocracia y consecuentemente el presupuesto de la república, en lo que llamaron Frente Nacional. En defensa de esa democracia el 19 de abril de 1970 suspendieron la transmisión de los resultados electorales e hicieron un estricto toque de queda cuando dichos resultados mostraban una leve ventaja de un candidato ajeno al negocio del Frente Nacional. A la mañana siguiente, las cifras aseguraban la continuación de la democracia al ganar el candidato del gobierno. 

El Cáliz de Elías

Esta tarde, cuando se oculte el sol, comenzará la festividad de la Pesaj (pascua judía), que recuerda la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto y su nacimiento como nación. Son siete días que comienzan con una cena ritual llamada Seder, que significa orden por la secuencia inalterable de los rituales, en la cual se relatará la salida de Egipto, se comerá matzá que es el pan ázimo, o sea sin levadura, luego las hierbas amargas, posteriormente se beberá las cuatro copas de las cuatro formas de la liberación y finalmente se comerá el sacrificio pascual. 

El Cáliz de Elías

Esta tarde, cuando se oculte el sol, comenzará la festividad de la Pesaj (pascua judía), que recuerda la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto y su nacimiento como nación. Son siete días que comienzan con una cena ritual llamada Seder, que significa orden por la secuencia inalterable de los rituales, en la cual se relatará la salida de Egipto, se comerá matzá que es el pan ázimo, o sea sin levadura, luego las hiervas amargas, posteriormente se beberá las cuatro copas de las cuatro formas de la liberación y finalmente se comerá el sacrificio pascual.

La revolución de Francia

Hace poco más de dos décadas una pareja de grandes amigos, él panameño y ella dominicana, al término de una visita a Bogotá, me decían sorprendidos que toda la vida habían creído que Colombia era un país principalmente de personas negras y que en ese viaje habían visto muy pocos. Amantes de la música y el deporte, él me hizo la lista de lo que admiraba de Colombia, de Maturana al Tino Asprilla, pasando por Fredy Rincón y el Tren Valencia, mientras que ella enumeraba los músicos de salsa, cumbia y champeta que en ese momento brillaban en el caribe; todos negros.

Vota tolimense 

Desde que se creó la circunscripción nacional para el senado de la República en la constitución del 91, el departamento del Tolima perdió liderazgo y capacidad para influir en las decisiones que se toman en Bogotá, pero que afectan hasta el último rincón del país.