El Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad (III)

Jaime Fajardo Suárez

Estas disquisiciones conceptuales planteadas en los escritos anteriores, lo que persiguen es aclarar una teoría del método propuesto para la investigación y la búsqueda del ordenamiento de la ciudad.

Los elementos urbanísticos se constituyen, se forman, se desarrollan en los asentamientos urbanos, con características muy especiales y en un todo con su entorno inmediato. Estos elementos pueden por lo tanto ser elementos orgánicos dados por los distintos momentos de vida que se dan en la ciudad o los elementos estructurales que constituyen las Zonas, los Sistemas, y los elementos comunicadores del asentamiento urbanístico.

Las unidades urbanísticas a estudiar son el núcleo, la célula, el organismo urbanístico de condominio o barrio, lo cual implica un concepto distinto al de permitir que en aras a solucionar un gran déficit de vivienda; ésta sea catalogada como de interés social, y las soluciones mal planteadas por los urbanizadores se resuman únicamente en construir Montones de casa, sin sistemas, sin estructura, sin relaciones sociales primarias, sin establecer momentos de vida integrales para sus vecinos.

No se plantean las áreas del culto o las de comercio, y las áreas recreativas son los rincones apartados.

Se plantea paralelamente, la necesidad de establecer una Zonificación marcada y exclusiva para el uso de la vivienda de interés social. Esto no es otra cosa que plantear la fragmentación de la ciudad, la fragmentación de las relaciones sociales por estratos marcando las diferencias de clases sociales. Absurdo desde el punto de vista urbano, establecer criterios diferenciales, cuando lo armónico es pensar en los sistemas de vivienda con sus desarrollos progresivos ilimitados pero con una estratificación dinámica, establecida por los criterios de densificación, que permita la movilidad social, que permita que el profesional independiente como el caso del zapatero, se pueda permitir la opción de educar a su hijo y volverlo profesional de la ingeniería; lo cual implicaría que la llamada solución social contemple la posibilidad del tener la opción del vehículo propio, o de las prerrogativas del ser profesional.

Una estructura fragmentaria de la ciudad es lo que se presenta en ciudades como Bogotá, donde el sistema es inestable y las diferentes redes están integradas con base en las tensiones, en la unión de vacíos o de ambigüedades.

La continuidad de las estructuras espaciales y arquitectónicas es uno de los principales rasgos de la ciudades nuestras; espacios públicos conformados por la secuencia articulada de calles y plazas. Homogeneidad de la cuadrícula y cierta coherencia en la arquitectura.

Vale la pena resaltar el siguiente párrafo de Pérgolis cuando dice: “Las ciudades se conformaron compactas y con gran unidad estética. El crecimiento implicó la natural prolongación de las calles, agrandando la cuadrícula y dejando, cada tanto, el vacío de alguna manzana como parque barrial de los nuevos sectores, que eran asumidos por la comunidad como nuevas áreas urbanas donde realizar actividades y contactos sociales.

Pero siempre el Centro, mantuvo su significación, como el lugar de la ciudad, el ámbito de los encuentros, del poder y del comercio especializado”.

El sistema vial y su estructura en nuestro caso concreto son en el fondo, no una relación coherente de la función de comunicación vial, y de un servicio social, sino la lucha de un poder económico de rutas de buses impuestas por los transportadores y no por la planificación de la ciudad.

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