El POT de Ibagué

Jaime Fajardo Suárez

Lo más importante de un POT y específicamente el de Ibagué, es la estructura de su construcción, es decir, la impresión global que debiera generar para el desarrollo social y armónico del territorio.

Pero, en nuestro caso, es ahí donde radica su incoherencia; intereses personales de dueños de la tierra, de gremios de la construcción y de la industria, de transportadores, de comerciantes etc., los cuales convirtieron sus intereses en una colcha de retazos, que no apuntan a una visión compartida.

Uno de los principales fundamentos de la Ley 388 de 1997 es el de la “Participación democrática”, mediante la concertación entre los distintos sectores de la vida económica y social en relación con el ordenamiento del territorio; para en un diálogo veraz con la población y la administración, se pueda asegurar la eficacia de las diferentes políticas públicas.

¿Cuál participación?... ¿en donde se discutieron los temas relevantes para permitir dilucidar el rumbo de nuestra ciudad?

¿Cuándo se discutieron temas como el de la identidad?, para poder hacer evidente que Ibagué es una ciudad sustentable, porque su entorno se lo exige, y que este debe ser el rasgo de identidad que nos merecemos. El POT no plantea nada de esto.

El POT no planteó la visión de una ciudad centrada en los valores sociales y de sostenibilidad ambiental, que supere y deje atrás esa visión del urbanismo del siglo pasado; que suponía que el motor de desarrollo de las ciudades solamente era viable con los criterios de expansión de la ciudad.

No existieron los espacios para la discusión de los temas relevantes y por eso la visión planteada por el POT es: “Ibagué, ciudad musical (¿?)… centro del Tolima y Colombia… ciudad intermediadora… enlace de grandes ciudades… centro de prestación de servicios especializados…”

¿Y nuestras relaciones sociales? ¿Y nuestras falencias de espacio público? ¿Y nuestras visiones y sueños locales? No.… se plantea es que siga siendo un cruce de caminos…

Cruce de caminos, que no deja nada para los ciudadanos que debemos preservar el valor del Barrio y de la comuna; los verdaderos forjadores del desarrollo de nuestra comunidad y de nuestra ciudad.

Hoy día se habla de “agropólis”, ¿dónde?, ¿cómo lo plantea el POT de Ibagué?, ¿acaso los planes de desarrollo no se guían por el POT?

“Dispersión urbana” es el criterio predominante cuando se establecen unas zonas de expansión exageradas… esa es la política de nuestro POT.

La ciudad como objeto de consumo de VIS, montones de apartamentos apilados como paneles de abejas; donde no se ha dejado espacio para que se entretejen los lugares de trabajo y espacios de ocio.

Y, entonces ¿qué pasa con la reconfiguración urbana que tanto necesita nuestra ciudad?, ¿qué pasa con las áreas de renovación urbana?

¿Cuáles políticas públicas plantea?

En resumen: nuestro POT, no ha tenido en cuenta el Entorno de nuestra ciudad (cerros tutelares), no permite el desarrollo de las Relaciones sociales (espacio público) y no enaltece nuestra Condición humana (razón de ser ibaguereños).

Lo único claro del POT es que ha desdibujado todas las fronteras de nuestra ciudad.

Arquitecto Urbanista

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