Sin capitán ni rumbo en la arena internacional

David Héctor Galeano

Un año después de su posesión, el Presidente y Canciller mantienen al país sin un rumbo en el escenario internacional. Básicamente tenían cuatro retos en política exterior:

1. Mantener el apoyo internacional al proceso de paz

2. Fortalecer la Cancillería.

3. Diversificar la agenda internacional, tanto en temas como actores.

4. Establecer un “vademécum regional”, que permitiese establecer caminos para el consenso en temas importantes

La evaluación de los dos funcionarios no podría ser peor. Por una parte, el tema del proceso de paz ha venido siendo manejado de manera ambigua. La exógena que aprovecha de manera asolapada, la incuestionable aceptación y apoyo que el mundo en general dio al acuerdo de paz, presentando en el exterior los supuestos éxitos de la implementación de lo pactado. La endógena – la real - que ve sin conmoverse como asesinan líderes sociales y critica duramente lo definido entre su antecesor y las Farc, promoviendo con ello, el paulatino derrumbe de los Acuerdos del Colón.

En segundo término, el fortalecimiento de la Cancillería se postulaba como una de las prioridades de su gobierno. En sus propuestas de campaña, el plan contemplaba “un servicio exterior profesional sin presiones de clientelismo, con personal calificado académicamente para el desarrollo de las relaciones internacionales”. Nada más desfasado de la realidad. Desde la designación del destituido exprocurador en la OEA, hasta el más reciente nombramiento en cabeza de Leszli Kalli, denotan la poca o nula importancia que tiene la formación profesional para escoger a los representantes del país en el exterior.

Un tercer reto que tenía el gobierno se centraba en el fortalecimiento de la agenda internacional, tanto en actores como temas. Uno de los logros más destacados del Premio Nobel, fue la desnarcotización de la agenda con los EEUU. Además, la diversificación de actores con los cuales Colombia inició o fortaleció estratégicas relaciones. Hoy no solo se narcotizó de manera radical la agenda, también se retornó a un recalcitrante réspice polum, colocando al país de espaldas a la realidad internacional, la cual solo vemos desde la perspectiva del peor presidente de toda la historia de los EEUU

Por último, maximizar el valioso liderazgo regional que en temas importantes estaba llevando a cabo Santos Calderón. Se destacan, convergencia comercial, medio ambiente, lucha contra el narcotráfico y Venezuela, los cuales lograron erigir a Santos como un mandatario destacado en la región. Por su parte Duque, asumió como prioridad destruir Unasur e impulsar Prosur, además sacar al dictador maduro de Miraflores, abriendo las puertas inclusive a la vía militar.

Hoy Unasur y mucho menos Prosur funcionan, Maduro sigue en el poder más fuerte que antes y el país volvió a ser visto como un verdadero problema regional. En conclusión, Colombia es hoy un barco a la deriva, sin rumbo ni capitán en esas turbulentas tormentas que se mueven en el sistema internacional.

Analista Internacional

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