El man es Germán

Guillermo Hinestrosa

La paciente y sufrida Colombia del año 2021 recuerda la vieja anécdota de la linda masoquista que creyó encontrar su media naranja en un sádico.
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Érase una vez un mayordomo a quien su cándido patrono delegó el cuidado de la hacienda de su sobrina. Cierto día lo citó a palacio para anunciarle su visita, encomendándole hacer todo lo posible por su pariente, salvo devolverle la heredad. La muchacha madrugó a golpear la puerta de hierro implorando comida. Cuando accedieron a abrir, al final de la tarde, se arrojó suplicante en  brazos del administrador, pero los lacayos la apartaron para que este pudiera evaluarla. La miró de arriba a abajo, se lamió los labios, sirvió dos vasos de aguardiente y puso como condición que subieran al lecho. Ella bebió sedienta y enajenada por el licor asintió ilusionada.  

El hombre la ató con sumo cuidado a los bordes de la cama. Los auxiliares guindaban la escena tras los ojos de las oxidadas cerraduras. La chica, deseosa de que placeres y tormentos ocurrieran lo más pronto posible, reiteró que podía hacer cuanto quisiera con ella, con tal que luego la sentara a manteles. Entonces el sádico, notificado de las ingenuas esperanzas de la víctima y del entusiasmo de los voyeristas palaciegos, arrojó la fusta, se cruzó de brazos y con una maleva sonrisa dijo en voz alta: No.

Cualquier parecido con la suerte de la infortunada Reforma Tributaria es coincidencia. El proyecto nació muerto y el Presidente está estupefacto. Le parece inconcebible que el país no haya entendido el golpe de astucia urdido por su Ministro de Hacienda, para que la derecha religiosa despoje de sus banderas populistas a la izquierda atea. Una corrección del modelo chavista, que pretende nivelar las clases medias con los pobres, preservando incólumes los ricos y colmando de subsidios los electores afectos al gobierno.      

“Trump en los Estados Unidos, Lasso desde Ecuador y Keiko Fujimori nos miran desde el umbral de la Historia”, proclaman los funcionarios duquistas. Ahora insisten en la necesidad de aplicarle al Congreso la eficaz pedagogía del programa televisivo de las 6:00 p.m. “Al pueblo hay que explicarle las nobles intenciones de Carrasquilla”.

Misión imposible para Uribe. Han sido sus carteras,  Hacienda, Defensa y Relaciones Exteriores, las menos afortunadas. La imagen del gobierno se desdibuja y todos están a la caza de uribistas contritos. Germán Vargas se perfila como el único líder capaz de detener a Petro. Ningún precandidato ha podido frenar el ascenso del astuto lobo solitario, que alcanza un 38% de la intención de voto, en la primera vuelta y en la segunda los vuelve trizas a todos.

Alfonso López decía que los colombianos confundimos carácter con mal carácter. Es innegable que a Vargas Lleras les sobran ambos. No es monedita de oro, pero también le salió al brete al estropicio tributario de Duque y su sádico hacendista.

Colombia necesita experiencia, solidez y arrojo. Harta está de flácidas tibiezas. 

GUILLERMO HINESTROSA

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