Respirador artificial para el Centenario

Guillermo Hinestrosa

El renombrado pulmón del Centro de Ibagué agoniza entre la desidia de la ciudadanía y la ineptitud de los funcionarios responsables. Originalmente se extendía por las riveras de “La Pioja”, quebrada que nace en Belén y termina en San Jorge. Pues bien, de sus dos kilómetros iniciales solo conservamos menos de 600 metros de parque lineal y 400 de vegetación. Los demás fueron invadidos por construcciones incrustadas dentro de la ronda hídrica, con los consabidos riesgos, sin que exista un plan oficial para reubicarlas.
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La Cueva del Fraile (donde encontraron los despojos de una monja y un presbítero dominico, que en tiempos de la colonia abandonaron sus hábitos religiosos e hicieron de la gruta su nido de amor), fue sellada en concreto por orden de la Sexta Brigada. La inteligencia militar dio crédito a la leyenda de que era la boca de un túnel construido por los pijaos para escapar del asedio de los conquistadores españoles. Hoy es propiedad privada de un fulano que previene, con un par de gozques, incursiones de la guerrilla que sorprendan a los soldados. 

Ni qué decir del estado de la Concha Acústica. Cubierta rota, camerinos convertidos en muladares a merced de vectores, ausencia de baterías de baños en condiciones de ser usadas, luminarias despedazadas, los desagües de la quebrada La Pioja taponados, al punto que en el reciente Ibagué Festival se inundó la tarima hasta la gradería 6, y les tocó salir corriendo a los intérpretes para salvar del desastre instrumentos y equipos de sonido. 

El 1 de junio (72 días antes del evento) Ecos del Combeima titulaba: “Entre maleza, aguas estancadas y presunto abandono se “hunde” el Parque Centenario”. A la denuncia respondió Paola Arbeláez, gerente de Infibagué: “Reconociendo la importancia que tienen los parques y zonas verdes de nuestra ciudad, y atendiendo las instrucciones de nuestro alcalde, haremos nuevamente una intervención integral al Parque Centenario y un embellecimiento de sus jardines, atendiendo la importancia que tiene este escenario recreacional y deportivo”. Anunció también una acción conjunta con Ibagué Limpia, Ibal e Interaseo, para hacerle mantenimiento, podas, rocerías a árboles y zonas verdes, mejorar la iluminación y la seguridad. 

No cumplieron. No entiende uno cómo una ciudad que se jacta de ser Capital Musical de Colombia y aspira a ser elegida la Capital Americana de la Cultura y Ciudad Creativa de la Unesco, pueda convivir con tamaña incompetencia.  

Ante los llamados de atención del Ministerio de Cultura y las quejas de los distinguidos visitantes, el municipio ha salido a anunciar la “Operación Centenario”. Los renders que presentaron la semana pasada no tienen nada que envidiarles a la solución dada por los militares a la amenaza del Fraile sin Cabeza. Comencemos con el pastiche de cuatro niveles en concreto y vidrio (tipo pecera de feria agropecuaria) discordante con los románticos senderos y terrazas en piedra, flanqueados por barandas torneadas, donde heliconias, buganvilias, ocobos y ceibas exhiben jardines colgantes de sinigual belleza e historia. Esperamos que las facultades de Arquitectura y sus estudiantes no vuelvan a “pasar de agache” en esta ocasión. 

Ahora que el ICA selló dos viveros de Cortolima, por deficientes condiciones fitosanitarias, vaya uno a saber el nombre del paisajista que “vibra” detrás del multimillonario contrato.

 

GUILLERMO HINESTROSA

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