Los cristianos y el legado del 91

El gobierno decidió pasar por alto la celebración de los 30 años de la Carta del 91. No tengo idea cómo la vivió Iván Duque en su adolescencia ni qué le enseñaron en la Universidad Sergio Arboleda, pero me asombra su displicencia con la Constitución que juró cumplir como jefe de Estado. Es de anotar que aliados del gobierno como Angelino Garzón, Rosenberg Pabón y el propio Carlos Holmes Trujillo fueron constituyentes, sin olvidar a Álvaro Gómez Hurtado, mentor ideológico de Duque, quien fue uno de sus tres copresidentes.     

Canta el alma de mi raza…

No podía empezar mejor el poema que encumbró al Bunde como himno de los tolimenses. Un lamento, que luego de invocar al variado linaje, vocea una seguidilla de proclamas de amor que encienden el corazón con una danza alegre, que mitiga la pena de vivir en un terruño amado y doliente. Una mixtura de guabina y vals que luce tanto en zapatillas como en alpargatas. Emblema de los aires que arrullan nuestros valles y montañas.

La verdadera polarización

Revisando los acontecimientos de la legislatura que acaba de terminar, recordé uno de los discursos de Jorge Eliecer Gaitán, dichos en el teatro que hoy lleva su nombre: “En Colombia hay dos países, el país político y el país nacional, el país político que piensa en sus empleos, en su mecánica y en su poder y el país nacional que piensa en su trabajo, en su salud, en su cultura, desatendidos por el país político. El país político tiene rutas distintas a las del país nacional. ¡Tremendo drama en la historia de un pueblo!”. 

¿Una flor para mascar?

Estudié en el colegio Jiménez de Cisneros con los hijos del alcalde, la modista, el carnicero, el pediatra y el profesor. Jugábamos sobre las aceras de los andenes Vuelta a Colombia con tapas de gaseosa rellenas de vela derretida; cazábamos pájaros con cauchera y visitábamos a la novia en bicicleta.

Petro y la Caja de los Truenos

La lucha de clases que anunciaba el derrumbe del capitalismo a manos del proletariado, la formuló Carlos Marx en el contexto de la primera revolución industrial. La gente laboraba 14 horas diarias, 7 días a la semana; no existían salario mínimo, vacaciones ni pensiones.

Basta ya

Asistí virtualmente a cuatro foros sobre el indefinido Paro Nacional. Oportunidades para escuchar lo que se gritan opositores al gobierno y empresarios que piden que la protesta se haga sin vandalismo y garantizando su derecho al trabajo.

¿El poder para qué?

“¿Y entonces para qué conseguimos todo esto si no es pa’ chicanear?”, respondió Jenny Ambuila a los reproches de su madre por sus posts en su nuevo Lamborghini (luciendo joyas Cartier y vistiendo prendas Versace), que los pusieron en la mira de las autoridades.

¡Divino tesoro!

En el Prado hay un cuadro de Goya: “Cronos devorando a su hijo”, que de niño encontré en la enciclopedia Salvat. Horrorizado le pregunté a mi padre cómo era posible que alguien pudiera concebir un acto tan horrendo.

La paz como placebo social

Colombia es un país pobre, muy pobre. La causa está en su gente, pues el territorio es excelso. Nos encanta el caos, confundir, pescar en río revuelto.

Salvar al gobierno de sí mismo

“Sacrificar un mundo por pulir un verso”, dice el proverbio que alude a la vanidad de imponer el gusto propio al costo que sea. Pocas veces palpamos tan excéntrica necedad. El derrumbe de todo gran emprendimiento es usualmente lento, continuo e inquebrantable.