La confesión de Barreto

Guillermo Pérez Flórez

El pasado viernes leí un artículo muy interesante en este mismo diario, en el cual encontré la siguiente afirmación: “El Tolima presenta un enorme déficit en vías rurales intervenidas, ya que de 11.000 kilómetros sólo un 1% se encuentra en óptimo estado.
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En el caso de Colombia, de los 140.000 kilómetros, el 95% requiere una intervención”. Miré quién era el columnista y mi sorpresa fue mayor aún: el senador Miguel Barreto, quien muy ufano nos cuenta que con la ayuda de Invías ha conseguido 15 mil millones de pesos para la red terciaria de Líbano, Falan, Palocabildo, Fresno, Espinal, Rovira y Carmen de Apicalá. Extraordinaria noticia.

Por un momento alcancé a imaginar la incontrolable alegría y la gratitud eterna de las gentes de estos municipios con el consagrado senador. Me di entonces a la tarea de calcular qué tanto alcanzaría ese dinero y busqué precios de referencia. En San Sebastián de Mariquita la Gobernación del Tolima está arreglando 1.2 kilómetros de una vía al aeropuerto, a un costo de 2.600 millones de pesos. Sale a 2.166 millones de pesos por kilómetro, de manera que los 15 mil millones solo alcanzarán para pavimentar escasos siete kilómetros, ni de a uno por municipio. Da risa. Alcanza sí para adjudicar unos contratos, arreglar las entradas a unas fincas particulares y conseguir unos votos. Es un auténtico caza bobos. De allí el afán del gobierno Duque para cambiar la ley de garantías, urge engrasar la maquinaria para las elecciones. El senador Barreto habla como si no perteneciera a un grupo que ha manejado el departamento casi hegemónicamente, ni fuera aliado de un familiar suyo que ha sido dos veces gobernador del Tolima, es el mandamás de estas tierras y, en consecuencia, uno de los principales responsables del desastre vial. Ignoro si esta confesión de parte es un acto de contrición del senador o una burda estrategia para no asumir responsabilidades políticas. El 99% de las vías intermunicipales y rurales de esta bella región están en un estado calamitoso. Un botón basta de muestra: las vías a Ambalema, joya colonial del departamento. Recorrer los 24 kilómetros entre Palobayo y la cuna de Nicanor Velásquez es una odisea de casi una hora. Sus pobladores llevan años suplicando que les arreglen las carreteras, desde cuando era secretario de Infraestructura departamental el flamante alcalde de Ibagué, don Andrés Hurtado, a quien supongo conoce Barreto. Y si por el norte llueve, por el sur no escampa. La vía Ataco – Chaparral, tres cuartos de lo mismo, es una vergüenza. En septiembre pasado, el portal Ecos del Combeima publicó un video que se hizo viral, en el que se observa cómo los campesinos y transportadores se deben jugar la vida debido al pésimo estado de las trochas. Esas pobres gentes tienen que encomendarse al Altísimo. Me gustó mucho la confesión del ilustre senador, pese a que lleve implícita la convicción de que a los tolimenses se nos puede engatusar muy fácilmente, pues ayuda a visibilizar el miserable atraso regional. Este tipo de ‘soluciones’ solo ‘transforman’ los bolsillos de los contratistas que financian las campañas electorales de movimientos a los que le cabe inmensa responsabilidad en el atraso del Tolima. Vamos a ver si los tolimenses despiertan. A otro perro, con ese hueso.

GUILLERMO PÉREZ

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