Una ventana abierta

Guillermo Pérez Flórez

El Dane reveló que a diciembre pasado, el desempleo en Ibagué se ubicó en un 16,5 %. Es la segunda ciudad con mayor desempleo del país, con 6,3 puntos por encima del promedio de las 23 ciudades principales, y 6,7 del promedio nacional. Esto ya no es noticia.
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Y no lo es, porque viene sucediendo durante las últimas décadas. Nos corresponde a los tolimenses tomar el toro por los cachos y buscar alternativas al problema del desempleo, que es muy grave.

Esta semana recibí la amable invitación del rector de la Universidad de Ibagué, Alfonso Reyes, para conocer el Co-Laboratorio de Investigación en Bioeconomía Regional (Colibrí). Un espacio transdisciplinar enfocado en el conocimiento, conservación y uso sostenible de la biodiversidad. Busca articular la investigación que se hace en las universidades con las empresas, de manera que a partir de esa interacción se pueda crear un nuevo derrotero de desarrollo. Lo que está haciendo es realmente trascendente para el futuro del Tolima y puede contribuir a poner fin al secular divorcio entre la academia, el empresariado, el sector público y las comunidades, en el marco de la triple agenda: la economía, lo social y lo ambiental. La visita al Co-laboratorio tenía como propósito que la bióloga y PhD Silvia Restrepo, quien presidió la mesa de Bioeconomía en la Misión de Sabios, lo conociera. Mi percepción es que quedó gratamente impresionada y comprometida. Posteriormente, en la Universidad dictó la conferencia, ‘El potencial de la Bioeconomía para el desarrollo del Tolima’. En el discurrir de la misma modificó el título y dijo que era más exacto llamarla el potencial del Tolima para el desarrollo de la Bioeconomía. No es una simple frase. Entraña una filosofía, pone el centro de gravedad en la región. Colibrí es el hecho más relevante que ha ocurrido en los últimos años en el Tolima. Mi reconocimiento.

Ahora bien, uno podría pensar que éste es un hecho aislado, pero no. Finalizando el año, la Asamblea del Tolima, expidió una ordenanza creando un Comité Intersectorial para que estructure los lineamientos de una política pública de Bioeconomía. No estoy seguro, pero creo que es el primer departamento en hacerlo. Tenemos que investigar y conocer más el territorio, y recuperar nuestras esencias, mirar a la agroindustria, a los agronegocios, al agro y ecoturismo, y aprovechar las potencialidades que existen, comenzando por la variedad de pisos térmicos y la ubicación geográfica. En esta misma onda, la Fundación Segunda Expedición Botánica, Funbotánica, ha invitado a Felipe García, del Instituto Alexander V. Humboldt, este jueves 9 de febrero, a un conversatorio en la Cámara de Comercio de Ibagué (CCI), para hablar de Bioeconomía en el Tolima, pues tenemos todo para transitar hacia ese mundo: ecosistemas excepcionales, biodiversidad, territorios con potencial agro productivo, paisajes, la posibilidad de hacer turismo de naturaleza y científico, etc. El territorio tolimense contiene muchos tesoros por descubrir y explotar, más allá de la minería.

La bioeconomía es una ventana inmensa que nos permite entrar al siglo XXI, cuyo núcleo duro es el conocimiento, la investigación y el desarrollo. Puede generar tejido económico, lo cual es determinante para combatir el desempleo, que está golpeando a miles de hogares. No es con órdenes de prestación de servicios, como se va a solucionar este problema. Se los puedo asegurar. La academia ha dado un paso de gigante. Le corresponde a los demás sectores seguirle el paso.

 

GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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