Diálogo nacional

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La mejor forma para liberar asperezas y acercar a las personas es el diálogo.
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Tal como lo demostró el Tolima en la época de la violencia, cuando dirigentes políticos y cívicos, lograron acercamientos con las guerrillas y recientemente se demostró con los Acuerdos de Paz de La Habana. No todos quedaron contentos pero trajo beneficios nacionales. Muchos recuerdan que a raíz de un diálogo entre dirigentes políticos y estudiantes se produjo la salida de Gurropin.

La situación que hoy vive el país merece atención a nivel local, regional y nacional y nada mejor que establecer diálogos a todo nivel, estudiantes, indígenas, campesinos, políticos, empresarios, dirigentes cívicos y todo aquel que tenga algún liderazgo o ascendencia dentro de la comunidad. Papel fundamental dentro de este diálogo están llamadas a cumplir las mujeres y las instituciones educativas de todo nivel.

La enseñanza y la práctica del diálogo se inician en el hogar, debe continuar en las instituciones educativas y en el seno de la sociedad hasta que haga parte de la cultura. En esto ha fallado la educación y la política y eso, entre otros factores, ha conducido a la equivocada  selección de candidatos para los cargos de elección popular y la designación de funcionarios a todo nivel. Por eso estamos hartos de escuchar discursos plagados de mentiras e insultos contra los contradictores, talanqueras que suprimidas podrían  facilitar el diálogo.

Hay un ejemplo que bien merece traer a colación. En Purificación, con la colaboración de Innovar Sur Oriente del Tolima, un grupo de niños menores de diez años, independientes de sus instituciones educativas, se reunía periódicamente a dialogar sobre diversos temas por ellos seleccionados. A los pocos días podían hablar con soltura sobre cultura, folclor, medio ambiente, solidaridad y buen vivir, hasta el punto que fueron invitados a una conferencia dictada por profesores de la Universidad de los Andes en Innovar, en un evento cultural con motivo del San Juan. Un ejemplo que muestra que el diálogo da buenos frutos hasta con la población infantil, con la cual es necesario institucionalizar el dialogo que ya se practica en algunas universidades.

Ñapa 1. El asesinato del joven Santiago Murillo en una de las manifestaciones de Ibagué no puede quedar impune. 

Ñapa 2. Un buen Policía. Hace algunos años el Hatillo, un caserío entre Mariquita y Fresno fue asaltado varias veces por la guerrilla y terminó siendo el centro  de una serie de fincas abandonadas o compradas por amigos de los violentos y con un solo agente de policía como único funcionario del Estado. El policía de la historia logró que todas las casas tuvieran flores y muy limpias sus fachadas, él llevaba los enfermos a Fresno y a Manizales  si era necesario, se encargaba de la solemnidad de las fiestas religiosas y semanalmente conseguía mercados para los más pobres. Un día cualquiera, la guerrilla le robó a un campesino once mulas de carga. Al ser informado el policía, echó en su mochila una botella de agua y unos pedazos de panela y uniformado y desarmado, cogió el camino por donde le dijeron que se habían llevado los animales. Al día siguiente, este policía regresó al Hatillo con varios bultos de matas de flores, dos gallinas y las once mulas. Los guerrilleros le ayudaron a coger las flores y le dieron las gallinas para la celebración del regreso de las mulas a su dueño.  

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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