Otra navidad sin paz

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Los acuerdos de paz han sido la constante de  todos los gobiernos con muy pocas excepciones. Pero, a pesar de ello, no hemos alcanzado la tal anhelada paz. Todo lo contrario, parece que  después de cada proceso de paz la violencia y la guerra se disparan. Este no es un fenómeno exclusivo de Colombia, hay que ver por ejemplo lo que ocurrió en Egipto, después de la famosa Primavera Árabe, donde actualmente gobierna una dictadura peor que la de Mubarak.
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En Colombia y centrándonos en el último acuerdo de paz, vemos que el periodo de estabilización está por terminar y muchas  de las transformaciones esperadas, aún  no han iniciado, en gran medida, por el incumplimiento de lo pactado en el Acuerdo de La Habana  por parte del duque.

Ariel Ávila en su más reciente libro “El Mapa Criminal en Colombia”, hace un análisis profundo del resultado del posconflicto y cuál es la ruta de la violencia que ha tomado Colombia. Señala el autor entre otras conclusiones que: “(…) Se podría decir que Colombia incubó una nueva ola de violencia. Esta vez, todo indica que no será una violencia política tradicional: será una violencia criminal con tintes políticos.En la actualidad hay cerca de 250 municipios con presencia de estructuras criminales y grupos armados ilegales; de esos 140 tienen una situación compleja; en 2018 eran cerca de 60 los  municipios con complicaciones. El número  de municipios afectados de forma fuerte podría crecer hasta cerca de 200 si el deterioro de la seguridad  sigue al ritmo de 2020 y 2021”.

Otra de sus conclusiones destaca que, “(…) Tras la firma del acuerdo de paz, se dio en Colombia lo que podría denominarse una “tormenta perfecta”. Esta se compone de cuatro partes:1) la expansión de estructuras ilegales;2) la ausencia  de estrategia de dominio territorial por parte del Estado y la deficiente inteligencia militar;3) el boom de las economía ilegales –principalmente la del oro, el narcotráfico y la trata de personas-; y 4) años preelectorales  a lo largo de los cuales  la violencia es una forma de competencia política” (pg 23 y 28).

Todo augura que no va a ser fácil la Paz Total que apenas arranca, pero no queda otro camino que seguir apostándole a la paz y desearles a todos una Feliz Año 2023.

 

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Héctor Manuel Galeano Arbeláez- BERRACUNDEO

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