El “maniqueísmo” tolimense

Hugo Patarroyo Murillo

Dice la RAE (Real Academia Española de la Lengua) que, “maniqueísmo” es la “Tendencia a reducir la realidad a una oposición radical entre lo bueno y lo malo”.
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Actualmente en Colombia, es muy usual políticamente, ubicar las cosas entre “La luz o las tinieblas” que, era lo que “profetizaba” el persa Manes, o “Mani” en el Siglo III, D.C.  Esa interpretación  que, no admite valoraciones intermedias, se ha extrapolado al ejercicio de la política. Pero… aquí en el Tolima, en nuestro Departamento, nos llevamos las palmas. No puede darse ninguna interpretación o, ejercicio democrático que no sea de extremas que, a su vez coloca al elector en una disyuntiva a escoger entre dos opciones.  O… se es de un lado, o se es del otro. Mejor dicho, está “vedado” sentarse a tomar “un tinto”, con una persona que no se identifique total y absolutamente con su interlocutor. Salen inmediatamente a la palestra, los defensores de la “moral y las buenas costumbres”, a criticar el hecho. Saltan los inquisidores  y dizque  dueños de la verdad absoluta, a cuestionar tanto al uno, como al otro.  Mejor dicho, si no está conmigo, está contra mí.

Y… si el tema es de marca  mayor, como por ejemplo,  una intervención en el “Encuentro Departamental” promovido por el Partido “Dignidad” en el Círculo de Ibagué, la culpa es  completa, es absoluta. Para ellos, los auto ungidos como jueces, la transgresión de  los precandidatos a la Alcaldía de Ibagué y otros municipios, ¡llegó al extremo!  Lo más curioso en toda ésa barahúnda de cosas, es que,  los auto proclamados “mesías”,  ven “la paja en el ojo ajeno y, no ven la viga en el ojo propio”. A ellos , les queda bien sentare con todo tipo de personajes, de los más disímiles “pelambres”, en muchas ocasiones  transgresores de la ley, y… a los demás, les queda mal, muy mal, darle micrófono a personas que, no han sido ni siquiera cuestionadas, en su ejercicio de lo público.

A ése maniqueísmo o, bipartidismo polarizador, es que han tratado de llevarnos por muchos años, los grandes actores de la política colombiana. Pero… la verdad es que, el mundo cambia, cambia todos los días y ya, lo que se impone es, el consenso, el acuerdo, la concertación, la “cohabitación” política, tal y como la han ejercido los franceses durante décadas y, con un  rotundo éxito.  De allí que, el exsenador Jorge Enrique Robledo, fundador del Partido “Dignidad”,  insista en que, “No hay sólo dos opciones, hay por lo menos tres”. La tercera vía, el centrismo, el tercer camino, el reformismo… llámese como se quiera llamar, es, lo que requiere una nación, como Colombia, ávida de progreso responsable (sin disparates), con desarrollo económico y social que conlleven a una consolidación de la Democracia. 

Adendo: Como “anillo al dedo” y, para la ocasión,  cae una frase del famoso expresidente uruguayo Pepe Mujica que,  retwitteó Sergio Fajardo: “Una cosa es ser pasional y convencido de lo que uno defiende y otra cosa es caer en el fanatismo que, no deja percibir los tonos de la realidad. En la alta política es un mal mayor vivir con odio, pero en las relaciones humanas es peor, nos llena de imbecilidad.

 

HUGO PATARROYO MURILLO

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