La carretera de “El Fin del Mundo”

Hugo Patarroyo Murillo

El sector de “La Jabonera”, en la vía Ataco – Coyaima podría perfectamente catalogarse como el camino del final del planeta. Muy seguramente en nuestro país, existen muchos de ellos, pero este se lleva las palmas.
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No hay nada igual. Entre la Coyaima Indiana y el municipio Ataco, en el trayecto que consta de 47 Km., hay, para todos los gustos: buen pavimento con derrumbes, asfalto deteriorándose, trocha con y, sin derrumbes, caminos sin asfaltar con inmensas rocas, trozos de la vía que han caído al río Saldaña, etc. etc. etc.

La historia de la vía en la última centuria, nos dice que, fue a pico y pala como se dio comienzo al carreteable que uniría a los dos municipios, siendo un ingeniero de apellido Villaveces el encargado de orientar a la gente que participaba en su construcción. 

Lo cierto es que, cuando las quebradas crecían, sobre todo las de Meche, la Gredosa, y Chiparco, (que establece el límite entre Coyaima y Ataco) no había paso para “las chivas” de la familia Rivera, “El cauteloso”, de don Eugenio Oyuela; el mixto, “Flor de Azalea” o los camiones de los señores Vargas. Durante muchos años, la ruta no tuvo mayor impulso, a pesar que era por allí, por donde se comenzaba a sacar el café que se producía de Ataco hacia arriba.

En las últimas décadas, ya hacia 1996, fue el entonces gobernador Francisco Peñaloza Castro, quien, con el decisivo apoyo de Alfonso Castro López quien ejercía como Presidente de la Comisión Nacional de Regalías, que se logró la inicial pavimentación de la importante vía. Posteriormente, el carreteable se reforzó con dineros obtenidos en la administración de Luis Carlos Delgado Peñón, recursos que fueron tutelados por la segunda administración de Óscar Barreto Quiroga.

Más o menos, hacia la mitad del camino, se inicia una trocha de aproximadamente 7 Km que, se torna intransitable. No ha habido poder humano para que se arregle ese tramo. Los Alcaldes, tanto de Coyaima como de Ataco “se tiran la pelota” mutuamente y, como siempre, “el perro al gato y, el gato al garabato”. La Gobernación, que en época de verano envía algunas volquetadas de recebo, no ha vuelto a aparecer por allí que es precisamente, cuando más se requiere de su intervención. El invierno no da tregua y, las lagunas de la vía son de no imaginar. El suplicio de las personas que con sus automotores tratan de utilizar la senda, parece interminable. Es, la “otra Colombia”.

Últimamente, se ha corrido la versión que la Empresa Celsia va a intervenir la vía dentro del programa de ‘Obras por Impuestos’. No se sabe para cuándo estará madurado el tema. Lo que sí se cuestionaron los surtolimenses, es que para el fin de año, ¿qué le hubiese costado, al que fuera, unas volquetadas de recebo y unas pocas horas de una máquina que regara el material y facilitara algo el paso de miles de personas que visitaron sus familiares en la región?

Tal parece que, hay intereses creados para que la ruta Coyaima – Ataco no se mejore y, se aísle al aurífero Municipio, dando cabida colateralmente al desarrollo de otros sectores más al Sur del Tolima. A ver… ¿qué van a decir, los que van a buscar votos próximamente?

 

HUGO PATARROYO MURILLO

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