Es indudable que, los encargados del “mercadeo político” en Colombia son unos “magos” para tratar de vender a sus clientes. No importa si, para ello tengan que aliarse hasta con el “diablo” o, incluso, buscar la forma que el Jefe de la Iglesia Católica, (léase el Papa), los reciba en el Vaticano.

No se olvida la anécdota de hace algunos años, acaecida en una comunidad del Sur del Tolima, en la que pasadas las elecciones, visitó al Municipio una candidata al Senado que, habiendo resultado ganadora, pasó a saludar los pocos votos que había logrado obtener a expensas de una bolsita negra (de esas plásticas de basura) llena de billetes de 50.000 y que, había logrado repartir, por intermedio de interpuesta persona, en aquel deprimido sector tolimense.

¿Qué es una vía? Según ‘Google’, el diccionario ‘Larousse’ de hoy en día, se entiende como: “Espacio destinado al paso de personas o vehículos, que van de un lugar a otro”. La Real Academia de la Lengua (RAE), la define entre otros, como: “Calle, plaza, camino u otro sitio, donde transita el público”.

La disciplina de la investigación histórica, ha llevado a tener como elemento “medular” la averiguación de los orígenes de las personas, las causas de su comportamiento, el porqué de ciertas situaciones y, obviamente, las coyunturas en las que se presentan.

Latinoamérica, está “mamada” de los ejemplos caudillistas que hemos tenido en las últimas épocas. Ésos “adalides”, “héroes”, “paladines de la Democracia”, a lo único que han conducido es al descalabro de lo poco edificado en la construcción de las naciones. Ejemplos se han visto. No es necesario hacer un recuento de ellos.

Algunos analistas internacionales indican que, el hecho de mirar retrospectivamente los acontecimientos, carece de positivismo para las sociedades . Nada más absurdo, si de hipótesis se trata.  Precisamente, la base del conocimiento científico es la observación, la experimentación, la comparación y el análisis de los hechos. De allí a que, ése cuestionamiento le sirva o no a una comunidad, eso  es “harina de otro costal” .

Ya lo había dicho Jorge Enrique Robledo, el tolimense que hoy en día se presenta como pre-candidato a la Presidencia de la República, en el marco de la “Coalición de la Esperanza”.

El anterior adagio, tomado de la “sabiduría popular”, sirve para referir un tanto la política y, sobre todo, a lo que puede llegar a ser un individuo, frente al manejo de los distintos niveles del Estado. Es, una primera impresión que puede ser fallida pero, algo dice de sus ideales, de su academia, de sus metas, de sus propósitos.

Para nadie es secreto, la gran “desesperanza” que vive el Departamento. Muchos dirán que, es un mal nacional, y que, la mayoría de los colombianos habita en un “marasmo”, al que nos ha llevado el propio sistema socio político del país.

A los que ven el mundo en blanco y negro, les queda muy, muy difícil aceptar que existen otros colores, incluso, otros matices de ésos mismos colores. O…. se es Judío, o se es Musulmán, o se es Liberal o, se es Conservador, o se rico, o se es pobre, o se es guerrillo o, se es paraco, o se es bruto, o se es inteligente, o se es de Izquierda, o se es de Derecha, mejor dicho, no pueden existir, sino los extremos.