Paz total 2

Hugo Rincón González

La coyuntura política en este tiempo antes de la posesión del presidente Petro ha estado agitada. Hay un sinnúmero de temas importantes de los que se habla y especula cada día.
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El informe de la comisión de empalme produjo varias noticias especialmente sobre la realidad fiscal preocupantes, especialmente por el impacto en los bolsillos de varios sectores de la sociedad colombiana. Sin embargo, la paz total como propuesta del nuevo gobierno, concita el interés de la prensa y de sectores políticos quienes se han confrontado alrededor de su necesidad y pertinencia.

Decía en mi columna anterior que el ahora presidente Petro habló de su compromiso con la paz integral. En los debates fue claro en su postura de comprometerse con la implementación de los acuerdos de paz firmados con las Farc en noviembre de 2016. Además, habló de enfrentar las bandas multicrimen con estrategias diferenciadas que permitan el sometimiento a la justicia y dejó claro que éstas por no tener un propósito político no podrían esperar una negociación de esa naturaleza.

Sobre el Eln se plantea la necesidad de retomar la negociación suspendida por el gobierno que termina luego del atentado en una brigada militar en la ciudad de Cúcuta. Se habla de respetar los protocolos firmados como estado colombiano lo que permitiría que la delegación de esta guerrilla se movilizara desde Cuba a retomar los diálogos en otro sitio acordado con el gobierno entrante.

Hay críticas feroces por supuesto de sectores contrarios a una paz total que desde ya pronostican su fracaso, no obstante, la propuesta se abre camino por la voluntad política existente del nuevo mandatario. Se espera que, en su discurso de posesión del 7 de agosto, exprese unos lineamientos claros de cómo avanzar en su construcción y consolidación como un esfuerzo nacional y desde los diferentes territorios azotados por el conflicto armado.

En el Tolima es hora de ir acercando sectores sociales y políticos para ir discutiendo y concertando una propuesta de metodología en caso de que se habiliten los diálogos regionales como instrumentos para consolidar la paz total. Conviene desde ya ir acercando actores con históricos intereses en contribuir a este propósito como la Iglesia Católica y la Menonita por solo mencionar algunas. 

Se debería reactivar el comité de reconciliación regional existente y convocar a una mesa por la paz con presencia de organizaciones no gubernamentales con presencia en los territorios dedicadas a promover el desarrollo y la convivencia. Igualmente, una iniciativa de esta naturaleza debe contar con el CERE de la Universidad del Tolima, Tolipaz y el Programa Paz y Región de la Universidad de Ibagué por mencionar algunos otros actores claves.

Importante será en esta conversación sobre la paz total en el departamento, involucrar a la Secretaría del Interior y la Defensoría del Pueblo como parte de la institucionalidad que debe estar presente. Los partidos políticos se deben sumar a esta iniciativa. Valioso será tener la presencia de diputados afines a esta apuesta como también a nuestros representantes electos y senadores. Conveniente es la participación de los reincorporados del proceso con las Farc.

Fundamentales serán las organizaciones sociales y comunitarias de las diferentes subregiones del Tolima que tendrán mucho que aportar. Garantizar su participación para conocer sus propuestas y recoger sus aspiraciones será definitivo, puesto que es en sus territorios donde se presenta el conflicto. Aquí valdría la pena recordar las dinámicas ya vividas de la realización de los encuentros regionales de paz desarrollados en el contexto de la negociación con las Farc.

La paz total será una construcción colectiva que se soporte desde las regiones, promoverá la participación de todos los actores para darle legitimidad y contribuirá a una gran apuesta nacional de una paz integral para garantizar la convivencia, el perdón y la reconciliación entre todos los colombianos.

 

HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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