Medios y mentiras

Hugo Rincón González

Como en la campaña presidencial, se viene repitiendo una gavilla contra el hoy presidente Petro. Antes de su elección no solamente sus adversarios políticos hacían causa común para atacarlo, sino también los medios de comunicación.
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En la actualidad, estando en la cabeza del gobierno, cada día los periodistas editorializan, los columnistas y opinadores se van lanza en ristre contra sus políticas y los noticieros no escatiman llevar a sus horarios de mayor audiencia a “expertos” que dinamitan en sus análisis las principales propuestas de las reformas a llevar al congreso.

Una de las narrativas que quieren instalar a como de lugar, es la idea de que estamos ante un gobierno caótico y en las últimas semanas que estamos ante un presidente dictador. Esto último se lo endilgaban en la campaña y lo martillan insistentemente para fijarlo en la mente de la audiencia que los lee y escucha.

Esta orquestada y furiosa campaña mediática se veía venir. Era previsible que quienes fueron derrotados en las elecciones luchen ferozmente por la defensa de sus intereses. Debemos recordar que cuando el presidente Petro fue alcalde de Bogotá, los medios masivos al unísono, cada día, intentaban deslegitimar sus políticas y ejecutorias. Criticaban cada medida y lo tachaban de populista por su defensa acérrima de los intereses populares como cuando defendió la labor de los recicladores en el tema de las basuras de la capital.

Como reseñan varios analistas, el poder económico, político y militar no es nada frente al poder mediático. En este se enfocan los viudos del poder porque es donde hacen más daño. Van demoliendo una obra de gobierno a punta de titulares, portadas, noticias de última hora y noticieros que dedican una gran cantidad de su tiempo en aniquilar lo que se construye.

Si el gobierno anuncia cualquier medida o reforma de fondo, los medios masivos (la mayoría) al unísono gritan “improvisación”. Con la reforma a la salud se ensañan afirmando engañosamente que no la conoce nadie y no sacan a la ministra Carolina Corcho de “activista”. Hay que ver este fin de semana a ciertos periodistas de medios nacionales despachados en sus trinos en Twitter contra cada medida del presidente y después salen a decir sin palidecer que hacen un periodismo objetivo.

En esta coyuntura los medios masivos (la mayoría) se han dedicado a confundir a la opinión, sobredimensionan, omiten, tergiversan y sobre todo mienten. Vale todo y todo hace parte de una lucha mediática. Ah, pero cuando el presidente les responde y aclara mucha desinformación, acuden a la FLIP para señalar que se está atacando a la prensa. Hasta el mismo director de la FLIP saca una columna en el país titulada: el presidente editor.

La FLIP dice que el presidente Petro no debe refutar a los medios, pero entonces, las preguntas obvias serían: ¿silencio ante tanto ataque? ¿resignación ante la calumnia? ¿el gobierno no puede corregir la desinformación?. Es cada vez más evidente que no se defiende la libertad de prensa, sino el monopolio de la comunicación pública y la instalación de las narrativas que ellos quieren.

Esta circunstancia de medios y mentiras seguramente impulsará al gobierno a constituir una fuerte red de medios estatales y alternativos al servicio de la gente para enfrentar a quienes tienen el monopolio de la comunicación.

Colombia votó por un cambio. Las reformas ganaron en las urnas y se tramitarán como corresponde en el congreso y los poderosos deben olvidarse de pretender tumbarlas en sus medios de comunicación.

 

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HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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