La otra Guajira

Indalecio Dangond

Esta semana, dos videos se hicieron virales en las redes sociales del país. En uno, la valiente periodista de la revista Semana, Salud Hernández, narra como el gobernador de la Guajira, despilfarró 300.000 millones de pesos de regalías en varios municipios del departamento. En el otro, una joven wayuu narra de una manera jocosa porqué los guajiros se independizaron hace rato de Colombia.
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Desafortunadamente, ambos videos muestran una triste realidad cultural del departamento. La corrupción política y el contrabando. Es lamentable que el exviceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño y el exdirector del DNP, Luis Alberto Rodríguez, hayan aprobado el giro de esos recursos para unas obras (elefantes blancos) que no tienen impacto en la creación de nuevas empresas y generación de empleos sostenibles en un departamento que ocupa el deshonroso segundo lugar en pobreza monetaria extrema del país.

El contralor, Carlos Felipe Córdoba; la procuradora, Margarita Cabello, y el fiscal, Francisco Barbosa, tienen una tarea interesante por delante. Los colombianos estamos cansados de tanta corrupción y vagabundería política.

Pero no voy a referirme al desastroso manejo político de mi departamento. Hoy vengo a contarles sobre las interesantes oportunidades de inversión y desarrollo económico que se vislumbran en el futuro inmediato en los sectores energético, turístico y agrícola de esta maravillosa península. El desarrollo de 16 proyectos eólicos en Uribia, Maicao y Riohacha y dos líneas de transmisión de energía, bajo el liderazgo del ministro de Minas y Energías, Diego Mesa, está convirtiendo el departamento en el epicentro de la transformación energética del país.

El reto es desarrollar una fuente de energía barata, no contaminante, renovable y accesible para todos, que seguramente permitirá jalonar el desarrollo agroindustrial y turístico del departamento. En España, por ejemplo, el complejo eólico de

Andévalo, con 292 MW de potencia, permite que la producción anual de electricidad alcance para abastecer a 140.000 hogares y evitar la emisión a la atmósfera de nada menos que 510.000 toneladas de CO2.

El sector turístico es otra línea de inversión estratégica en la Guajira. Las playas de Palomino, Mayapo (que en Wayuunaiki significa arena blanca y suave), Cabo de la Vela, Pilón de Azúcar, Ojo de Agua y Punta Aguja, son lugares mágicos que podrían convertirse en grandes complejos turísticos de talla mundial. Sería la mejor gestión que podría dejarle al país, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, María Ximena Lambona.

El tercer polo de desarrollo es el sector agroindustrial. El ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, a través de la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), Findeter y la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), se han comprometido en buscar una Alianza Pública Privada para echar a andar a partir de mayo del 2022, la fase 1 del distrito de riego Ranchería, para desarrollar unas 6.000 hectáreas de agricultura de exportación con alto valor agregado.

Con la creciente demanda mundial de commodities energéticos (carbón, gas natural, petróleo), metales industriales (Cobre) y agrícolas para producir energías renovables, (maíz, soya, aceites, maderables), más el boom de los productos Bio, La Guajira, tiene una gran oportunidad de ser un polo de desarrollo energético, turístico y agrícola del país. Ojalá los próximos $300.000 millones los destinen para estos sectores.

 

INDALECIO DANGOND

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