El optimismo de los ibaguereños

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Si deseamos saber sobre cuánto sienten los ibaguereños con relación a la situación económica de sus hogares e incluso sobre sentimientos de tristeza que afecte sus vidas, se puede revisar la encuesta Pulso Social que realiza el ICFES más o menos cada tres meses, con el apoyo de la UNICEF.
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Hace un mes, se divulgó el resultado de la consulta telefónica hecha a 11 mil 213 jefes de hogar de las 23 ciudades capitales y áreas metropolitanas, grupo del que hace parte Ibagué.

He leído  sobre la situación económica de los hogares ibaguereños, tal como la piensan para dentro de un año, cuando ya tendremos un nuevo presidente de la república en ejercicio.

Si los actores sociales de nuestra capital contestaron qué sienten, hacia este futuro mediato, que la situación económica será “mucho mejor” y así fue la opinión del 55.1 %, se puede afirmar que hay un optimismo relativo, a pesar de que el porcentaje promedio de las 23 ciudades  sea inferior, del 37.5 %, y simultáneamente el 23.9 % diga que será mucho “peor” dentro de un año.

¿Acaso nos va mejor en Ibagué, que en el resto de las 23 ciudades de la encuesta?

Pero en estos tiempos de postpandemia, hay que focalizarse en las múltiples percepciones que esta situación de salud ha creado hasta cuando la pandemia desaparezca.

Hay ansiedad, preocupación, nerviosismo, cansancio más allá de lo normal, irritabilidad, soledad, tristeza que se pueden manifestar con dolores de cabeza, insomnio, entre otros.  

Sobre las 8 horas de sueño exigibles a los adultos, que permitan atenuar los efectos de estas situaciones que son normales en cualquier humano pero que, pueden convertirse en problemas de salud mental que obliguen a recurrir a los psiquiatras.

La encuesta Pulso Social suministra datos de las 23 ciudades capitales. Un poco más de la cuarta parte de las mujeres, según los jefes de hogar, actores en la encuesta, digan que han sentido preocupación, nerviosismo y manifestaciones de ansiedad estresante que puede afectar el desempeño laboral de las personas e inclusive, las relaciones con miembros del hogar. Situación que es menos intensa en los hombres, tal vez porque logran tomar con más tranquilidad las tensiones.

El cansancio, la irritabilidad, la soledad, la tristeza, los dolores de cabeza, afectan, también, con mayor frecuencia a las mujeres. Una quinta parte de las mujeres sienten cansancio en sus labores, frente a un 19.4 % los hombres.

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

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