El docente como uno de los principales factores de calidad

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

El sistema escolar en Colombia, se configura como la organización social, que concentra el mayor número de personal docente y por lo tanto de infraestructura como requisito para la prestación del servicio.
PUBLICIDAD

El 15 de mayo fue el día del maestro y aun cuando pasados ochos días, es oportuno reconocer la relevancia de la profesión, el impacto y la huella para la vida de niños, niñas, adolescentes y profesionales en todos los niveles de formación. Por ello, comparto el bello poema del poeta Gabriel Celaya que recibimos de nuestro Doctorado en Educación de Rudecolombia cade Universidad del Tolima: 

 “Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar y poner todo en marcha.  Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta y un kilo y medio de paciencia concentrada…Pero es consolador soñar mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño, irá muy lejos por el agua.  Soñar que ese navío, llevará nuestra carga de palabras hacia pueblos distantes, hacia islas lejanas.  Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada”.  (Poema: El maestro).

 Del docente en primer lugar, luego de los directivos docentes, depende  en buen porcentaje la calidad de  la educación que se ofrece aunado a ello  otros factores de disponibilidad física y humana, porque se requiere deseo, interés, apetito, sed de conocimiento.  De otra manera, es difícil obligar a beber del manantial a quien no tiene sed ni deseo de transformar su vida a través del gran campo de la educación.

Se evidencia la urgencia de replantear curricularmente planes y programas de estudio de pregrados y postgrados dedicados a la formación de docentes para que cuanto se oriente responda a estrategias de pertinencia curricular, a intereses de los estudiantes y necesidades de formación para la sociedad colombiana. 

Las nuevas generaciones de docentes que hoy fungen como practicantes, tienen el reto de generar visiones críticas, lecturas inferenciales, prácticas transformadoras para quienes están en la escuela.  La educación tradicional grita cambio, prueba de ello, es la deserción alarmante que anual e interanualmente se vive. 

Es urgente que cada área del conocimiento sirva para que hoy mismo los estudiantes, la pongan en práctica y al servicio personal y de sus familias, con un saber para el saber hacer, sin perder de vista que cada uno es un sujeto social de derechos y deberes, reconfigurando los valores éticos que parecen ausentes y competencias y responsabilidades que inician con el cumplimiento de horarios escolares, entre otros. 

De la formación y el desempeño de los docentes, en gran parte dependen las transformaciones que exige a gritos el sistema escolar. 

Mi reconocimiento para   cada docente, en esta hermosa profesión que debe contribuir a una sociedad más consolidada, más crítica y más responsable. 

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Comentarios