Economía y Pandemia

Ismael Molina

El año 2021 llegó con un nuevo pico de infección del Covid 19, expresado en la ocupación del 100% de las unidades de cuidados intensivos, lo cual se ha enfrentado por pare de los gobiernos nacional y local con la imposición del confinamientos total o parcial. Así, se definió el confinamiento total para el puente de reyes y todo indica que esta será una medida recurrente como forma de tratar el creciente riesgo de ésta pandemia que ha superado los pronósticos de un gobierno que no logra tener una estrategia clara y definida frente a un tema que pone en riesgo la vida de sus gobernados.
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Han pasado cerca de 10 meses desde el momento en que se declaró la pandemia, que ha costado más de 40.000 muertos en nuestro país, que ha generado condiciones de recesión económica con una caída proyectada de más de 9% del PIB y que mantiene un desempleo de 15,7% a nivel nacional y de 23.1% en nuestra ciudad. Las condiciones económicas y sociales que las cifras hacen evidente, no ha permitido que se tengan claras las estrategias a definir para superar los inconvenientes. La clave está en entender una lógica simple: sólo se puede arreglar la economía tratando primero la pandemia. Mientras que no se tenga una estrategia precisa para enfrentar la pandemia, las posibilidades de reactivación son limitadas y, los diferentes sectores económicos no pueden desplegar sus potencialidades, porque sus acciones ponen en riesgo el control de la pandemia.

La estrategia frente a la pandemia tiene dos momentos claramente diferenciados: la prevención y las acciones curativas. La primera es el producto de un comportamiento conjunto entre la información médica del uso de tapabocas, lavado de manos y aislamiento social y su interiorización en la vida cotidiana para poner en marcha tales acciones. La segunda tiene que ver con la capacidad gubernamental de dar repuestas acertadas a las demandas que una situación de emergencia requiere, centrando su esfuerzo en generar las ofertas de infraestructura médica necesarias para enfrentarla. Ello se traduce en ampliación de la oferta profesional de personal de la salud y en la ampliación de la oferta de unidades de cuidados intensivos – UCI -. 

Pues bien, en el caso de Ibagué, desde el inicio de esta situación, diferentes voces señalaron la oportunidad de recuperar importantes infraestructuras médicas y hospitalarias que por diferentes razones se encontraban sin uso, estamos hablando de por lo menos tres: la clínica del Limonar, adscrita al hospital Federico Lleras, la clínica Minerva y la clínica de Saludcoop. La sede del Limonar efectivamente se logró poner en funcionamiento, aunque se hubiese podido mejorar substancialmente y adecuarse con más y mejores equipos; pese a ello se debe reconocer el esfuerzo que implicó la acción emprendida por la Gobernación del Departamento. La clínica Minerva ha empezado a reactivarse y ha contribuido en algo a responder las demandas del momento. 

En contraste, la Clínica de Saludcoop, no ha sido recuperada, pese a que en otras ciudades, con una situación similar, el correspondiente gobierno municipal gestionó y logró que instalaciones médicas de alta tecnología y en muy buenas condiciones como los son las instalaciones de la referida clínica, fueran entregadas a las autoridades locales para responder ante la pandemia. Aquí no se ha hecho y, en los actuales momentos donde las condiciones se han vuelto críticas, esa sigue siendo una opción para ampliar en cerca del 20% la oferta de UCIs en la ciudad, con bajos costos y en un tiempo relativamente corto. 

En la actualidad en Ibagué se cuenta con un total de 247 camas de UCI, lo que representó un incremento de 77 camas respecto a las existente en diciembre de 2019. Recuperar la clínica de Saludcoop representaría 19 camas adicionales y una proporción importante de camas de cuidados intermedios, también necesarias para el actual momento. Solo si actuamos ahora, se podrán resolver otros inconvenientes que no dan espera, en especial, se tendrá mayor posibilidad de establecer la necesaria agenda para la reactivación económica. Es necesario que frente a la pandemia se deje de improvisar y que las acciones que se ejecuten sean el producto de consensos de las fuerzas vivas de la ciudad que se comprometan con la prevención, la futura vacunación y el apoyo para la hospitalización, pues solo así, conjuntamente entre gobierno y sociedad civil, podremos empezar a resolver la actual situación local y regional, tanto en la salud como en la economía.

Nota al margen. Es muy preocupante que hoy, en pleno enero de 2021, haya contratista de la Alcaldía de Ibagué a quienes les adeudan 3 y más meses de sueldo del año inmediatamente anterior. Es más grave cuando son parte de los equipos médicos que atiende la pandemia. Solo muestra la insolidaridad y falta de gestión de un gobierno cada vez más cuestionado.

ISMAEL A. MOLINA GIRALDO

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